Bruselas

El nivel de precios de la eurozona se disparó en noviembre a su cota más alta desde la creación del euro debido al aumento desbocado de los precios de la energía en todos los Estados miembros. La inflación anual ha alcanzado este mes el 4,9%, ocho décimas más que en octubre, según la estimación preliminar publicada este martes por Eurostat, la oficina estadística comunitaria. Una cifra similar no se veía desde hace 30 años.

La subida general de precios redobla la presión sobre el Banco Central Europeo (BCE) para acelerar la retirada de los estímulos desplegados para combatir la crisis de la Covid-19, en particular la compra de deuda pública, tal y como reclaman los 'halcones' nórdicos, y para iniciar también la subida de tipos. Sin embargo, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, sostiene que el repunte inflacionista es transitorio y avisa de que subir los tipos ahora asfixiaría la recuperación.

Si se analizan los principales componentes de la inflación de la zona del euro, la mayor subida corresponde a la energía (27,4% de incremento anual frente al 23,7% de octubre); seguida de los servicios (2,7% frente al 2,1% de octubre), productos industriales no energéticos (2,4% frente al 2,0% en octubre); y alimentación, alcohol y tabaco (2,2% frente al 1,9% de octubre).

Por su parte, la inflación subyacente (que excluye los componentes más volátiles como son la energía y los alimentos no procesados) también ha aumentado del 2,1% en octubre al 2,6% en noviembre, la tasa más alta desde el inicio de la serie en 1998.

Los incrementos de precios más fuertes se registran en Lituania (9,3%), Estonia (8,4%) y Letonia (7,4%). Pero incluso los países con menos tensiones inflacionistas superan el objetivo del 2% del BCE: Malta (2,3%), Portugal (2,7%) o Finlandia (3,4%). La inflación en España (5,6%) supera en siete puntos la media de la eurozona, lo que amenaza con derivar en una pérdida de competitividad.

Tasa de inflación en noviembre en los países de la eurozona

Pese a estas cifras alarmantes, los dirigentes del BCE más próximos a Lagarde siguen insistiendo en que la retirada de estímulos será gradual y en que no habrá subidas de tipos de interés en 2022. "Esperamos que la inflación descienda gradualmente hacia nuestro objetivo del 2% a lo largo del próximo año", dijo este lunes la representante alemana en el directorio del BCE, Isabel Schnabel.

"Nuestro mandato es la estabilidad de precios. Si vemos que la inflación supera nuestro objetivo del 2% a medio plazo, responderemos de forma decisiva. Pero ahora mismo no vemos que esto ocurra", sostiene Schnabel. "Sería un error subir tipos de forma prematura y ralentizar así la recuperación. Eso provocaría un incremento del paro pero no cambiaría la actual tasa de inflación", ha insistido.

También el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, considera que el actual descontrol inflacionista es pasajero, pero avisa de que podría persistir más de lo esperado y pide evitar que la subida de precios se traslade a los salarios.

"De momento, las expectativas de inflación están un poco por debajo de nuestro objetivo del 2%, pero debemos mantenernos vigilantes para evitar efectos de segunda ronda vía los salaros. Eso podría provocar que la tendencia inflacionista al alza sea más duradera", ha dicho Guindos en una entrevista a Les Echos.

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