Bruselas

El Banco Central Europeo (BCE) no cambia el rumbo pese al descontrol de precios que sufre la eurozona. En su primera reunión del año 2022, el Consejo de Gobierno ha decidido este jueves mantener sin variaciones su plan de retirada 'lenta' del arsenal de estímulos que desplegó para amortiguar el impacto de la Covid-19. La institución dirigida por Christine Lagarde seguirá comprando deuda pública y privada durante todo este año -aunque irá disminuyendo el ritmo de forma muy paulatina-, lo que aleja la perspectiva de una primera subida de tipos de interés hasta 2023.

El BCE adopta esta decisión justo después de conocerse que el nivel de precios de la eurozona marcó en enero un nuevo máximo histórico debido al encarecimiento desbocado de la energía, que empieza a contagiarse al resto de precios. En concreto, la inflación anual subió hasta el 5,1%, la cifra más alta desde la creación del euro y muy lejos del objetivo del 2% fijado por la autoridad monetaria.

Al mismo tiempo, la tasa de paro de la eurozona se redujo en diciembre hasta un mínimo histórico del 7%. Algunos países, como Alemania y Holanda, empiezan a sufrir escasez de mano de obra y los analistas esperan que las subidas de precios empiecen a trasladarse a los salarios en los próximos meses, iniciando una espiral inflacionista.

Pese a estos indicadores, el BCE sostiene que el estímulo monetario sigue siendo necesario para que la inflación se estabilice en el objetivo del 2% a medio plazo. Sobre todo porque persiste un alto grado de incertidumbre sobre la recuperación debido al impacto de la variante ómicron, los cuellos de botella en las cadenas de suministro mundiales y las tensiones geopolíticas por la crisis de Ucrania. De hecho, el crecimiento de la eurozona se frenó durante el cuarto trimestre de 2021 y empieza el año en una tónica de debilidad.

Por todo ello, el Consejo de Gobierno se ha limitado a confirmar las decisiones que adoptó en su anterior reunión de diciembre de 2021. En primer lugar, el programa de emergencia contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés), que se puso en marcha en marzo de 2020, concluirá tal y como estaba previsto en marzo de 2022. Como preámbulo de su final, el ritmo de compra de deuda, que a finales del año pasado era de 60.000 millones de euros al mes, se ha empezado a recortar desde enero. 

¿Cuándo subirán los tipos?

El PEPP se creó en plena fase inicial del confinamiento con el fin de evitar que se dispararan las primas de riesgo de Italia y España, los dos países más golpeados por la Covid, y que la debacle económica desencadenara una nueva crisis de deuda en la eurozona. De su dotación total de 1,85 billones de euros, el BCE lleva gastados ya 1,62 billones, con los que ha comprado 170.306 millones de deuda de España y 250.889 millones de deuda de Italia. Lagarde ha ayudado así a absorber las emisiones sin precedentes que están realizando los países de la eurozona para combatir la pandemia.

Para compensar en parte la desaparición del PEPP, el BCE reforzará su plan ordinario de compra de deuda (APP, por sus siglas en inglés). El ritmo mensual de compras del programa APP, que ahora es de 20.000 millones al mes, subirá a 40.000 millones en el segundo trimestre de 2022 y será de 30.000 millones en el tercer trimestre. En la parte final del año, las compras volverán a 20.000 millones al mes y no se pone fecha final. Además, el dinero de los bonos PEPP que lleguen a vencimiento se reinvertirán al menos hasta el final del 2024.

Por lo demás, el Consejo de Gobierno mantiene sin cambios los tipos de interés, que seguirán en mínimos históricos: el tipo general se mantiene en el 0% y la facilidad de depósito para los bancos continúa en territorio negativo (-0,5%). Los tipos no subirán hasta que concluya definitivamente la compra de deuda, lo que significa que no habrá ningún aumento en 2022, tal y como ha venido repitiendo Lagarde durante las últimas semanas.

En una reciente entrevista en la emisora France Inter, la presidenta del BCE ha vuelto a repetir que la inflación "se estabilizará y bajará gradualmente a lo largo de 2022", así como en 2023 y en 2024. "Bajará menos de lo que habíamos previsto, pero bajará (...) Los precios de la energía no van a continuar subiendo indefinidamente y los cuellos de botella acabarán resolviéndose", sostiene Lagarde.

El carácter transitorio de la subida general de precios es el principal argumento que esgrime la presidenta del BCE para descartar una subida inmediata de los tipos de interés. "No podemos actuar en lo inmediato. Si subo los tipos de interés, eso tendrá un efecto en 6 a 9 meses, el tiempo que tarda en descender en la cadena de financiación. Pero así frenaremos el crecimiento", avisa Lagarde.

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