El Eurogrupo ve imprescindible que los países de la UE con alta deuda (como España, Italia, Grecia, Portugal o Francia) inicien el ajuste presupuestario a partir del año 2023 pese al impacto económico de la invasión rusa de Ucrania. Eso sí, los ministros de Finanzas admiten que la política económica debe mantenerse "ágil" y "flexible" en los próximos meses para poder responder a un empeoramiento de la crisis. Es decir, esta recomendación podría quedar rápidamente en papel mojado si los efectos negativos de la guerra se agravan.
De hecho, varios Estados miembros (en particular Portugal y Grecia) han pedido que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento -que obliga a reducir el déficit por debajo del 3% y la deuda por debajo del 60%- se mantenga suspendido también en 2023 para poder dar ayudas públicas a los sectores más afectados por la guerra.
El Pacto de Estabilidad se congeló en marzo de 2020, tras el estallido de la pandemia, y el plan original es volver a aplicarlo el año que viene. Pero Bruselas ha aplazado la decisión definitiva a finales de mayo o principios de junio, una vez que disponga de previsiones económicas actualizadas.
A la espera de más información sobre el impacto económico de la guerra en Ucrania, los ministros de Finanzas han acordado este lunes que la posición fiscal del conjunto de la eurozona debe pasar de expansiva este año a neutra en 2023. El motivo es que todos los Estados miembros habrán recuperado ya a finales de 2022 su nivel de PIB previo a la crisis y el paro está en mínimos históricos. "Los fundamentos de la economía de la eurozona son sólidos", reza la declaración aprobada por el Eurogrupo.
Al mismo tiempo, los ministros de Finanzas reclaman una diferenciación de las estrategias presupuestarias entre los países muy endeudados y aquellos que tienen un nivel de deuda baja. "Con vistas a preservar la sostenibilidad de la deuda, en los Estados miembros con una elevada deuda pública, coincidimos en que es adecuado iniciar un ajuste fiscal gradual para reducir su deuda pública, si las condiciones lo permiten", sostiene el Eurogrupo.
"Este ajuste debe integrarse en una estrategia creíble a medio plazo que continúe promoviendo la inversión y las reformas necesarias para la doble transición (digital y verde) y mejorando la composición de las finanzas públicas", prosigue la declaración. En el extremo contrario, los Estados miembros poco endeudados (como Alemania o Países Bajos) "deberían priorizar la expansión de la inversión pública cuando sea necesario".
En todo caso, el Eurogrupo admite que el nivel de incertidumbre "ha aumentado significamentivamente" por la guerra de Rusia contra Ucrania, que se suma a otros riesgos como los problemas en las cadenas de suministro, la escalada de precios de la energía y la inflación. "Nuestras políticas presupuestarias deben seguir siendo ágiles y flexibles, y estamos listos para adaptar nuestra posición a las circunstancias cambiantes según sea necesario", apunta la declaración.
Las recomendaciones del Eurogrupo han empezado a ser cuestionadas por algunos países incluso antes de aprobarse formalmente. "Portugal considera que, si bien es cierto que es importante iniciar el proceso de reducción de la deuda pública, esa reducción debe hacerse de forma gradual y tiene que ser compatible con ayudar a la recuperación económica en un contexto de gran incertidumbre como el actual", ha defendido el ministro de Finanzas luso, Joao Leao.
"Portugal entiende, como otros países y la propia Comisión, que la vuelta a las reglas presupuestarias en 2023 debe ser repensada", ha subrayado Leao. A su juicio, el regreso al Pacto de Estabilidad el año que viene se decidió en un contexto que ahora ha cambiado por completo como consecuencia de la guerra en Ucrania. "Es necesario considerar si es una buena idea prolongar la clausula de escape (del Pacto) un año extra", ha coincidido su homólogo belga, Vincent Van Peteghem.
En contraste, el ministro alemán de Finanzas, Christian Lindner, el principal abanderado del rigor presupuestario en la eurzona, ha dicho que es prematuro plantearse ya una prórroga en la suspensión del Pacto de Estabilidad. "Hay que examinar la evolución económica. Esperemos que no empeore. No es el momento adecuado para decidir", sostiene Lindner.
Reformar las reglas fiscales
"El impacto económico de esta guerra no será insignificante", avisa el comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni. "El aumento de los precios de la energía, los problemas con las materias primas, la inflación y los costes extra en los presupuestos de los diversos Estados miembros tendrán ciertamente un efecto de ralentización sobre las previsiones de crecimiento", ha argumentado.
"Nosotros habíamos previsto un crecimiento del 4% para este año a nivel europeo y esta cifra ya no es realista", reconoce el ex primer ministro. "Se discute mucho sobre un escenario de estanflación. Mi punto de vista es que si actuamos de forma enérgica, podemos evitarlo. Entramos en esta crisis con una recuperación a alta velocidad en Europa. Parte de esta recuperación se esfumará rápidamente, pero podemos reducir el impacto si reaccionamos rápidamente como hicimos con la crisis de la Covid", ha insistido Gentiloni.
En su opinión, la UE no puede volver a aplicar el Pacto de Estabilidad en 2023 sin haberlo reformado previamente. "Volver a las viejas reglas en un clima de incertidumbre como el actual sería poco razonable", ha apuntado. Al mismo tiempo, Gentiloni admite que los Estados miembros siguen estando muy divididos sobre los cambios necesarios y señala que la reforma "no se resuelve en pocos días". Bruselas tiene previsto presentar propuestas legislativas antes del verano.
Por su parte, la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, ha explicado que todavía es "demasiado pronto" para hacer una estimación del impacto económico de la guerra en Ucrania, pero ha descartado cualquier recaída en la recesión. Todos los organismos económicos "esperan que este ataque ralentice la recuperación, que era ya bastante fuerte en Europa, pero que no la haga descarrilar", sostiene.
"España es uno de los países menos expuestos a la agresión sobre Ucrania y por tanto es uno de los países para los que se prevé un menor impacto económico. Pero está claro que este ataque ya está teniendo un impacto", ha señalado la vicepresidenta económica. Un golpe que se traduce en el encarecimiento de los precios del la energía y también de materias primas "muy importantes para el sector agroalimentario".
En este sentido, Calviño alega que la prioridad ahora debe ser "minimizar el impacto negativo de este ataque en términos de crecimiento y también en términos de inflación", con medidas tanto a nivel nacional como europeo. "Debemos centrar nuestra energía en intentar garantizar que continuamos teniendo una recuperación fuerte", ha insistido.
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