"No son tiempos fáciles", admite la ministra de Finanzas holandesa, Sigrid Kaag. La tormenta perfecta que atraviesa la economía de la eurozona ha disparado la inquietud en la reunión del Eurogrupo celebrada este lunes. Al impacto de la guerra en Ucrania, la inflación desbocada y los problemas de suministro se suman ahora las turbulencias en el mercado de deuda pública. Bruselas ya no descarta una recesión este año si Rusia corta por completo el suministro de gas a Europa, agravada por el descontrol de precios.
La inestabilidad creciente ha provocado que empiecen a reabrirse las viejas fracturas entre el Norte y el Sur, entre acreedores y deudores, que casi acabaron con el euro en la crisis de deuda de 2012. Italia, España, Portugal o Grecia -cuyas primas de riesgo están subiendo a niveles preocupantes- celebran la intervención del Banco Central Europeo (BCE) para frenar la fragmentación en la eurozona.
Por su parte, Alemania y los países 'frugales' (con Austria a la cabeza) sostienen que el BCE debe centrarse en la lucha contra la inflación, es decir, en subir tipos rápido. Corresponde a los Gobiernos del sur recortar su abultado déficit público y definir una senda creíble de reducción de la deuda para generar confianza.
[El BCE acelerará la creación de un nuevo instrumento anticrisis para controlar las primas de riesgo]
El más contundente ha sido el ministro austriaco de Finanzas, Magnus Brunner, que se declara "muy preocupado" por el aumento de las primas de riesgo de los países del sur. ¿Cuál es su mensaje para estos gobiernos? "Pongan sus presupuestos en orden, ese es el mensaje", ha respondido a los periodistas.
"Todo el mundo en Europa está en poner sus presupuestos en orden y ponerse en forma. Porque el BCE necesita tener más margen y el BCE sólo puede tener más margen si todos los presupuestos en todos los Estados miembros están en orden", ha insistido Brunner.
Por su parte, el ministro alemán de Finanzas, Christian Lindner, ha sido mucho más diplomático en las formas, pero su mensaje de fondo es el mismo: todos los países de la eurozona (incluyendo los del Sur) deben volver a la disciplina presupuestaria para tranquilizar a los mercados.
¿Debería el gobierno italiano hacer más para reducir los riesgos de fragmentación en la eurozona?, le han preguntado a Lindner. "Todos los Estados miembros, incuyendo Alemania (porque prefiero hablar de Alemania y no dar consejos a otros) debemos volver a unas finanzas públicas saneadas, debemos reducir nuestros déficits y una senda creíble de reducción de la deuda", ha respondido Lindner.
"El BCE tiene la responsabilidad de combatir la inflación, pero nosotros también debemos asumir nuestra responsabilidad en tanto que ministros de Finanzas. Y la responsablidad de los gobiernos es reducir los déficits en nuestros presupuestos y volver a una senda fiable de reducción de la deuda. Así es como nosotros podemos salvaguardar la confianza de los mercados y la estabilidad presupuestaria", ha insistido el ministro de Finanzas alemán.
No obstante, Lindner ha empleado un tono menos catastrofista que su homólogo austríaco. "Es cierto que estamos viendo un cierto aumento de los diferenciales (en materia de deuda) entre los Estados miembros, pero no hay necesidad de preocuparse", asegura. "La eurozona es estable, la unión monetaria es sólida. Tenemos institucines y estamos considerando medidas para luchar contra la inflación, impulsar el crecimiento y salvaguardar la estabilidad macroeconómica", ha alegado.
"La guerra en Ucrania, la inflación constante, la incertidumbre sobre los suministros, el riesgo de hambrunas en el continente africano, todo esto es una mezcla muy peligrosa", sostiene la ministra de Finanzas holandesa. Kaag ha calificado de "señal importante" el anuncio por parte del BCE de que creará un nuevo instrumento anticrisis para mantener bajo control las primas de riesgo.
Por su parte, la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, no ha hablado de reducir el déficit y la deuda, sino que ha puesto todo el énfasis en la actuación del Banco Central Europeo. A su juicio, es una "muy buena noticia" el nuevo instrumento anticrisis que prepara Christine Lagarde.
"El BCE tiene que seguir haciendo su función, que es mantener la estabilidad financiera dentro de la zona euro y garantizar que no habrá ningún episodio de fragmentación en los mercados de deuda pública de la zona euro, en un contexto marcado por la inestabilidad y la volatilidad de los mercados como consecuencia de la guerra en Ucurania", ha indicado Calviño.
"Estamos navegando en aguas turbulentas, pero eso no significa que una recesión es inevitable", asegura el comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni. Bruselas sólo prevé que la eurozona vuelva a territorio negativo si se corta por completo la llegada de gas ruso. Un escenario que de momento no se ha materializado, aunque Moscú está enviado "señales" con la reducción del suministro a países como Alemania o Italia.
Gentiloni ha reclamado a los países muy endeudados que adopten una política presupuestaria "prudente" y que utilicen los fondos europeos Next Generation para sostener la inversión. A su juicio, la intervención del BCE para mantener bajo control las primas de riesgo es también "muy importante". "El entorno es difícil, pero no creo que las profecías catastróficas ayuden", ha zanjado.