El nuevo instrumento que ha aprobado este jueves el Banco Central Europeo (BCE) para mantener bajo control las primas de riesgo no saldrá gratis para los beneficiarios, sino que exige toda una serie de condiciones a los países que requieran ayuda.
El BCE sólo saldrá al rescate de aquellos Estados miembros que cumplan las reglas de déficit y deuda, así como las reformas estructurales exigidas por la UE a cambio de los fondos Next Generation.
La nueva herramienta se llama Instrumento para la Protección de la Transmisión (TIP, por sus siglas en inglés) y permitirá al BCE comprar sin límites deuda pública de los países afectados por "dinámicas de mercado no justificadas o desordenadas que constituyan una seria amenaza para la transmisión de la política monetaria en el conjunto de la eurozona.
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Aunque la presidenta, Christine Lagarde, asegura que está abierto a todos los miembros de la eurozona, en realidad se ha diseñado pensando en los países altamente endeudados, en particular Italia, España, Portugal y Grecia.
Si quieren beneficiarse de la ayuda del BCE, estos países deberán garantizar "políticas presupuestarias y macroeconómicas sólidas y sostenibles". En concreto, el Consejo de Gobierno tendrá en cuenta un total de cuatro criterios a la hora de decidir si un país cumple o no las condiciones para comprar su deuda.
El primero es el cumplimiento de las reglas de déficit y deuda de la UE, que ahora mismo están suspendidas pero volverán a aplicarse en 2024. En particular, el país beneficiario no debe estar sujeto a un procedimiento por déficit excesivo ni haber recibido un dictamen negativo por no haber cumplido las recomendaciones de la UE.
La segunda condición es no estar sujeto a un procedimiento de infracción por desequilibrios económicos excesivos. En tercer lugar, el BCE verificará si la trayectoria de la deuda pública del país en cuestión es sostenible, y tendrá en cuenta los dictámenes de la Comisión, del fondo de rescate de la UE (MEDE) y del Fondo Monetario Internacional.
Finalmente, la cuarta condición es estar al día en el cumplimiento de las reformas exigidas por la Unión Europea a cambio de los fondos Next Generation. En conjunto, el BCE no exige nuevas condiciones, sino requisitos que en teoría ya deben cumplir todos los Estados miembros de la eurozona.
Sin embargo, Italia, el país que ahora mismo más necesitaría una intervención, tendrá problemas para seguir con su plan de reformas tras la caída del Gobierno de Mario Draghi. Pese a las múltiples preguntas que le han hecho sobre esta cuestión en la rueda de prensa, Lagarde ha eludido responder escudándose en que el BCE no comenta cuestiones políticas internas.
Al final, el BCE tendrá "plena discreción" para activar el TIP y no será "rehén de nadie", sostiene la presidenta. Su decisión se basará en una evaluación global de los indicadores de mercado y de transmisión, del cumplimiento de las condiciones y de si la compra de deuda es una medida proporcional para lograr su objetivo primario, que es la estabilidad de precios.
Las compras del BCE se centrarán en bonos públicos con vencimiento restante entre uno y 10 años. La asistencia se dará por finalizada cuando se produzca una mejora sostenible de la transmisión o cuando el Consejo de Gobierno concluya que las tensiones persistentes se deben a los fundamentos económicos del país.
"El volumen de las compras en el marco del TPI dependerá de la gravedad de los riesgos para la transmisión de la política. No se han establecido restricciones ex ante para las compras", asegura el BCE.
En cualquier caso, el Consejo de Gobierno deja claro que "la primera línea de defensa" será la reinversión flexible de la deuda adquirida en el marco del programa de emergencia contra la pandemia (PEPP). Es decir, el BCE comprará más deuda de Italia y España con el dinero de los bonos alemanes u holandeses que lleguen a vencimiento.
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