Bruselas

Pocas veces ha recibido Bruselas con tanta frialdad el resultado electoral en un Estado miembro como la victoria de la posfascista Giorgia Meloni. "La Comisión y la presidenta Von der Leyen trabajan con los Gobiernos que salen de las urnas en los países de la UE y no va a hacer nada diferente en este caso. Por supuesto, esperamos tener una cooperación constructiva con las nuevas autoridades italianas. Ahora esperamos que Italia proceda al nombramiento de un Gobierno según sus mecanismos constitucionales", ha dicho el portavoz del Ejecutivo comunitario, Eric Mamer.

Es precisamente el nombramiento del nuevo Gobierno lo que espera Bruselas para verificar si la nueva primera ministra italiana mantendrá una política de confrontación con la UE, como ha defendido durante toda su carrera. O si por el contrario optará por un perfil moderado y conciliador, como ha dicho que haría durante la campaña electoral y en su discurso tras ganar.

El puesto más importante para descubrir la verdad es el de ministro de Finanzas. Así lo demuestran los precedentes: en 2018 el presidente de Italia, Sergio Mattarella, vetó el nombramiento de un economista euroescéptico, Paolo Savona, tal y como pretendía el Gobierno de La Liga y Movimiento 5 Estrellas. Al final el escogido fue el independiente Giovanni Tria, aunque él tampoco pudo evitar el choque de trenes con Bruselas: los Presupuestos italianos de 2018 fueron tumbados por la UE por saltarse de forma flagrante el Pacto de Estabilidad.

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Cuatro años más tarde, la posición financiera de Italia es tan frágil (con una deuda que supera el 150% del PIB) que Meloni no puede permitirse una confrontación de los socios de la UE. El nuevo Gobierno de Roma dependerá para su supervivencia de los fondos Next Generation (de los que es el principal receptor, con 191.500 millones, por delante de España). Y también de la cobertura del Banco Central Europeo (BCE), que acaba de crear un nuevo instrumento anticrisis precisamente para mantener bajo control la prima de riesgo italiana y de otros países periféricos.

De ahí que la mayoría de los analistas esperan que Meloni nombre como ministro de Finanzas a un tecnócrata con prestigio y buenas conexiones en Bruselas. "La elección del ministro de Economía y Finanzas será clave tanto para la estabilidad económica italiana, especialmente en los tiempos difíciles actuales, como para el equilibrio económico y político dentro de la UE", relata a EL ESPAÑOL Arturo Varvelli, investigador y jefe de la oficina de Roma del European Council on Foreing Relations.

Los candidatos

"Todo el mundo está de acuerdo en que se necesita una persona de confianza que pueda tranquilizar tanto a Bruselas como a los mercados internacionales. En general, los perfiles que están surgiendo tienen todos conocimientos financieros muy sólidos", señala Varvelli.

El nombre que ha sonado con más fuerza es el de Fabio Panetta, el actual representante italiano en el directorio del BCE. Panetta puso al día a Meloni sobre la situación económica durante una cena celebrada en julio, según desveló Il Foglio. Sin embargo, las últimas informaciones apuntan que Panetta no quiere el puesto de ministro de Finanzas, sino el de gobernador del Banco de Italia. Un perfil similar sería el de Lorenzo Bini Smaghi, que también estuvo en el directorio del BCE.

Otro candidato que aparece en todas las quinielas es el de Giulio Tremonti, un viejo conocido en Bruselas porque ya ha ocupado el cargo hasta en cuatro ocasiones con Silvio Berlusconi. Durante la campaña ha ejercido de portavoz económico de Meloni, aunque su cotización ha perdido muchos puntos en las últimas semanas porque no tiene las mejores relaciones con todos los miembros de la coalición.

Entre los aspirantes está también el asesor económico de Hermanos de Italia, Maurizio de Leo, profesor en la Escuela Nacional de Administración (antigua Escuela Superior de Economía y Finanzas). "Hay rumores de que Meloni podría querer dividir el ministerio en dos partes, una enfocada en economía y presupuesto y la otra en finanzas y política fiscal y De Leo podría ser una buena opción para esta última", explica Varvelli.

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Otra hipótesis que se baraja es la de Luigi Buttiglione, execonomista sénior del Banco de Italia, ahora director general y fundador de la empresa de consultoría financiera LB Macro. En la carrera figura además Domenico Siniscalco, que ya fue ministro de Economía en 2004-2005 con Silvio Berlusconi y ahora es vicepresidente y responsable para Italia de Morgan Stanley.

Finalmente, también se ha mencionado el nombre de Giancarlo Giorgetti (de La Liga), Ministro de Desarrollo Económico del gobierno de Draghi. De todos modos, dado el mal resultado electoral obtenido por La Liga, esta hipótesis parece ahora improbable.

Sea quien sea el que resulte elegido, se enfrentará a una tarea muy difícil. El pago de los fondos Next Generation está condicionado a que Italia cumpla el plan de reformas diseñado por Draghi. Meloni ya ha dicho que quiere modificarlo, pero asegura que lo hará de común acuerdo con la Comisión. Por su parte, el BCE sólo activará su escudo protector si el nuevo Gobierno de Roma respeta todos los compromisos asumidos con la UE. El gran riesgo es que un choque frontal entre Meloni y Bruselas desencadene una nueva crisis de deuda que arrastre a toda la eurozona