Los dulces de Semana Santa se acercan este año a la categoría de bocato di cardenale a resultas de la inflación. Sobre todo por el impacto de la subida de ingredientes básicos, como aceite de oliva y girasol o la leche, que han escalado más de un 30% en los últimos doce meses, y el azúcar, que se ha disparado un 52% en ese periodo.
El resultado es que la elaboración de la torrija se ha encarecido un 17%, la de la mona de Pascua un 23,5% y la de los buñuelos hasta un 27,8%. Los cálculos, elaborados por EL ESPAÑOL-Invertia, corresponden a una media ponderada de los distintos elementos que intervienen en su preparación.
Se han tomado en cuenta desde ingredientes hasta la electricidad consumida. En el caso de la torrija, se ha estimado la siguiente ponderación de los productos necesarios: el pan supone un 60%, la leche un 15%,el aceite un 10%, la miel un 5%, los huevos otro 5% y la energía también el 5%.
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Para la mona de Pascua, se ha estimado que la harina suponga el 60%, un 15% los huevos, un 10% el azúcar, un 10% la energía y un 5% el aceite.
Ya en lo referido a los buñuelos, se ha calculado que un 30% corresponde a aceite, un 25% a harina, un 15% a leche, 10% mantequilla, un 5% azúcar, 5% huevo, 5% vino dulce y un 5% energía.
Los ingredientes
A partir de ahí hacemos la estimación sobre las subidas que se han producido en febrero respecto al mismo mes de 2022, los datos anuales detallados más recientes publicados por el INE.
Así, el pan ha subido un 13,2%, la harina un 26,2%, la leche un 33,2%, el aceite de oliva un 33,5%, los huevos un 28%, la mantequilla un 39,1%, la miel un 18,4% y el azúcar un 52,6%. La energía, por el contrario, ha descendido un 33%.
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Sumando todas esas ponderaciones e incluso con la bajada en la energía se observan importantes encarecimientos. En el último año la torrija ha subido un 17%. Mientras, la mona de Pascua ha encarecido su elaboración un 23,5% y los buñuelos un 27,8%.
La subida del coste de estos dulces es un reflejo más del encarecimiento que ha registrado la cesta de la compra en el último año, marcado por el impacto que la guerra de Ucrania ha tenido sobre la subida de precios, con combustibles y electricidad disparados que han acabado por afectar a los alimentos.
El Gobierno está estudiando medidas que puedan paliar este golpe en la cesta de compra, con el objetivo de que entren en vigor en "mayo o junio", cuando caduquen las del actual decreto anticrisis.
Ello después de conocerse el dato adelantado del IPC de marzo, que apunta a que el índice se moderó hasta el 3,3%. Supone una reducción de dos puntos y medio respecto a la cifra registrada en febrero, aunque preocupa la subyacente, que sigue disparada.
El dato, que excluye productos energéticos y alimentos no elaborados, subió hasta el 7,5%, unos niveles que no se veían desde 1986.