España se enfrenta a una de las peores sequías de los últimos tiempos. Toca poner cifras a las consecuencias en la actividad económica, pues la falta de agua afecta a sectores esenciales en nuestra economía como la agricultura, la silvicultura o el energético. Y aunque es difícil aventurar qué va a pasar en los próximos meses, los meteorólogos no son muy optimistas.

Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) asistimos a la primavera más seca de los últimos quince años. Durante el mes de abril tenemos temperaturas más propias del mes de julio, lo que está provocando que los embalses se encuentren ligeramente por encima del 50%, algo mejor que el año pasado. 

Sin embargo, la ausencia de lluvias y la llegada del verano hace presagiar que el volumen de agua embalsada seguirá bajando en las próximas semanas. ¿Hasta qué nivel? Difícil preverlo, pero conviene tener en cuenta que el año pasado los embalses alcanzaron en agosto el 39% de su capacidad. 

Capacidad de los embalses en España Embalses.net

Tomando como referencia esa cifra del 39% del agua embalsada, el impacto en la economía sería muy elevado. Según datos elaborados por un equipo de investigadores del Departamento de Economía de la Universidad Loyola Andalucía, las pérdidas alcanzarían los 27.085 millones de euros en términos de PIB. O lo que es lo mismo, el 2,63% del Producto Interior Bruto. 

Además, explica en conversación con EL ESPAÑOL-Invertia que estas cifras "se calculan tomando como base la Matriz de Contabilidad Social construida para España y las cuentas satélites del agua (Instituto Nacional de Estadística) de 2022". 

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Si esta cifra la expresamos en términos de ingresos, el efecto económico generado por la sequía alcanzaría los 60.422 millones de euros. Todo ello siempre y cuando "el resto de factores que pudieran afectar las condiciones actuales regionales se mantuviera constantes", explica Luz Dary Beltrán, investigadora de la Universidad Loyola Andalucía.

El daño en términos de empleo alcanzaría el medio millón de puestos de trabajo perdidos, con especial afectación al sector primario y otros relacionados con la cadena de suministro de los productos fabricados en el campo.  

Medidas paliativas

Para la investigadora de la Universidad Loyola "hay que poner en marcha medidas paliativas que incluyan la definición de partidas presupuestarias para su adecuada gestión, que deben fundamentarse cuantitativamente, con el fin de determinar el alcance de la medida".

Entre ellas, propone aumentar la capacidad de los embalses, "hay que mejorar la capacidad de almacenamiento del agua, especialmente en Andalucía, si no, la problemática va a ser peor por el cambio climático", dice Luz Dary Beltrán.

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"También cambiar los usos agrícolas de regadío y redistribuir los recursos hídricos, porque el 90% del agua que se consume en España es para usos agroganaderos, teniendo en cuenta que el sector agroalimentario supone el 10% del PIB". 

Pero a corto plazo, y ya inmersos en una alerta por sequía, "hay que evitar el impacto económico con ayudas directas a los agricultores que ya han comprometido su cosecha, sustituir la producción para evitar esa caída y por supuesto, apostar por un cambio tecnológico que acabe con el uso intensivo de agua". 

Por último, la profesora de la Universidad concluye que "los políticos deberían dejar a un lado las cuestiones ideológicas y ponerse manos a la obra". 

"Consumimos más agua de la que disponemos", explica, por su parte, a este diario Daniel González Pérez, profesor de la Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

'Del váter al grifo'

"Con el cambio climático, la temperatura va subiendo poco a poco y con ello, se reducen las lluvias, o cuando las hay, están concentradas en el tiempo siendo mucho más torrenciales". Por eso, el profesor propone que "se haga un consumo más eficiente y desarrollar la tecnología para aprovechar al máximo la que tenemos". 

La mejor apuesta tecnológica es la reutilización de las aguas residuales, que ya se está haciendo en muchas partes del mundo. No obstante, es necesario realizar una adecuada divulgación de esta tecnología, para evitar recelos entre la ciudadanía o, incluso, una alarma social innecesaria”.

Visita a la depuradora de aguas residuales Monte Orgegia de Alicante Esteban Palazuelos Alicante

Por ejemplo, en California, desde diversos sectores escépticos se lanzó la campaña ‘Del váter al grifo’ causando un gran revuelo social en los años 90s. "Es necesario explicar a la sociedad que, con la tecnología adecuada, la reutilización de aguas no implica riesgos para la salud", dice González Pérez.

Pero no solo. Además de las desaladoras "que requieren un alto recurso energético, hay que pensar dónde más se necesita y eso es en el sector agrario". Por eso, pone como ejemplo lo que se está haciendo en otros países con poco recurso hídrico como Israel.

Allí "ya se utilizan técnicas basadas en la digitalización, con el Internet de las Cosas, la sensorización o el maching learning, porque la agricultura es un pilar económico de España. Hay que producir una agricultura más eficiente", concluye.

Sectores afectados

Según el último informe realizado por la Universidad Loyola Andalucía, a nivel sectorial, el gran perdedor con esta sequía es el sector agrícola, con un impacto en términos del PIB de 42,49%, resultado esperado, pues es el sector más intensivo en uso de agua.

También se ve afectada la producción alimenticia, de bebidas y tabaco manufacturado con una caída de 4,25% en términos de PIB. Estas industrias requieren de altos niveles hídricos en su proceso productivo y dependen de bienes intermedios del sector primario, generando efectos indirectos.

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La actividad productiva que incluye al agua natural, servicios de tratamiento y distribución de agua presenta un impacto de 3,95% en términos del PIB. Si bien, su input principal es el agua, su función consiste en ser gestor entre el recurso natural y el resto de las actividades productivas, por lo que, su output se ve reducido, pero en menos medida que otras actividades productivas intensivas en el uso del recurso natural.

En menor medida, también se ve impactada la silvicultura y la explotación forestal, y servicios relacionados con los mismos con una caída de 3,40% en términos del PIB.

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Como se observa, el impacto de la sequía es más severo en el sector primario, pues, la falta de agua genera un déficit de humedad que se prolonga con el paso del tiempo derivando en un daño en la tierra, los cultivos y los pastizales. No obstante, debido a las interrelaciones económicas existentes, también genera un impacto indirecto en el resto de las actividades productivas y en los agentes económicos, produciendo efectos inducidos en la economía española.

Se debe tener en cuenta, que si bien, el modelo aplicado no capta este efecto, la escasez de productos agrícolas incrementa los precios que conlleva a un impacto en el consumo, por lo que, parte de las pérdidas se trasladarían a los consumidores.