España es uno de los cinco países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en los que más ha aumentado la presión fiscal entre los ejercicios 2010 y 2022. Y eso que en el último año el porcentaje que representaron los impuestos en relación con el PIB se redujo en tres décimas.
Según un informe de la OCDE, la presión fiscal en España se situó en 2022 en el 37,5%, frente al 37,8% del año anterior. En cambio, en comparación con 2010, cuando el porcentaje era del 31,3%, la presión fiscal se ha incrementado en 6,2 puntos porcentuales.
El informe recoge que en el conjunto de la OCDE la presión fiscal se ha incrementado en 2,5 puntos porcentuales en algo más de una década, al pasar del 31,5% del PIB registrado en 2010 hasta el 34% en 2022.
[España lidera el aumento de la presión fiscal en la OCDE]
De los 38 países analizados, la presión fiscal se incrementó en 30 y se redujo en ocho. Los mayores incrementos registrados se han registrado en Corea del Sur (9,6 puntos porcentuales) y Grecia (8,7 puntos porcentuales), mientras que en otros cuatro países la subida ha superado los cinco puntos: Japón, Eslovaquia, España y Portugal.
Entre los ocho países en los que la ratio de impuestos respecto al PIB ha descendido entre 2010 y 2022, destaca especialmente la caída de la presión fiscal en Irlanda, que ha pasado del 27,7% al 20,9%, debido sobre todo al incremento "excepcional" del Producto Interior Bruto (PIB) de 2015.
Descensos en 2022
La evolución de la presión fiscal en 2022 fue, en cambio, muy diferente a la del acumulado de la última década. Y es que el pasado año descendió tanto en el conjunto de la OCDE como en 34 de los 36 países de los que existen datos.
El motivo es que los altos precios de la energía que provocó la guerra en Ucrania tras la invasión rusa llevaron a muchos gobiernos, especialmente en Europa, a reducir los impuestos especiales energéticos durante 2022 para intentar mitigar el impacto de esta subida.
Además, la ratio de ingresos procedentes del IVA en relación con el PIB también disminuyó en 19 países, en parte debido a las políticas de protección de los consumidores frente a la subida de la inflación. Esto se vio compensando por el aumento en tres de cada cuatro países de los ingresos obtenidos por el impuesto de sociedades en relación con el PIB por los mayores beneficios empresariales.
En concreto, la presión fiscal en la OCDE descendió 0,15 puntos porcentuales el pasado año, hasta el 34%. Es la tercera vez que baja desde la crisis financiera global de 2008-09, tras los descensos de seis puntos porcentuales y un punto porcentual registrados en 2017 y 2019, respectivamente.
En el caso de España, uno de los países que redujo los impuestos energéticos y el IVA para intentar frenar el impacto de la subida de los precios para las empresas y los hogares, la presión fiscal descendió tres décimas, el doble que en el conjunto de la organización.