Bruselas

"Casi lo hemos logrado", asegura la vicepresidenta Nadia Calviño. "Hemos hecho muchos progresos, pero la misión todavía no está cumplida", sostiene el comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni. Tras una larga noche de ocho horas de negociaciones maratonianas, los ministros de Economía de la UE están más cerca que nunca de cerrar un acuerdo sobre la reforma del Pacto de Estabilidad "en los próximos días". De hecho, la presidencia española sopesa convocar otro Ecofin extraordinario para el 19 de diciembre con el fin de sellar el pacto.

"Hemos logrado avances muy significativos (...) Anoche no fue posible finalizar todas las consultas pendientes de naturaleza técnica, política y jurídica, pero esperamos finalizarlas en los próximos días. Si es necesario convocaremos un Ecofin extraordinario para poder cerrar un acuerdo antes de fin de año", ha explicado Calviño.

Tras esta última ronda de negociaciones, las cuatro grandes potencias europeas (Alemania, Francia, Italia y España) han puesto sobre la mesa una solución de compromiso para que el resto de socios se pronuncien, según relatan fuentes diplomáticas. Un acuerdo a cuatro que despeja el camino para concluir rápidamente las nuevas reglas de disciplina fiscal, ya que están representados todos los bandos en liza.

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"Hemos estado trabajando muy intensamente no sólo con los 4 grandes Estados miembros sino con el resto de Estados miembros para elaborar esta propuesta de compromiso", afirma Calviño. Los más duros ahora son Finlandia, Suecia, Austria y Países Bajos, pero las fuentes consultadas confían en que Berlín será capaz de arrastrar hacia el acuerdo a los que son sus aliados tradicionales en las próximas horas.

"Hemos encontrado un mejor equilibrio entre el saneamiento de las finanzas públicas, que es indispensable, y la necesidad de conservar capacidad de inversión", ha afirmado el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, que asegura que ya hay acuerdo en un 95% del texto. Su colega alemán, Christian Lindner, reduce este porcentaje al 92%, pero también se ha declarado optimista sobre las perspectivas de cerrar la reforma antes del fin de la presidencia española.

El debate de los ministros de Economía durante la madrugada del viernes se desarrolló es un ambiente "constructivo". Las negociaciones se centraron principalmente en los ajustes mínimos exigibles cuando un Estado miembro está sujeto a un procedimiento sancionador por déficit excesivo (superior al 3%). La reforma prevé para estos casos un ajuste estructural del 0,5% del PIB al año, pero Francia reclama más flexibilidad para aquellos países que inviertan en objetivos europeos y hagan reformas.

Alrededor de las dos de la madrugada, cuando el Ecofin había llegado a una situación de bloqueo, Le Maire y Lindner han presentado una propuesta conjunta que prevé una mayor flexibilidad, pero que será temporal. Se aplicará únicamente entre 2025 y 2027 para tener en cuenta el impacto de la subida de los tipos de interés y dejar margen de maniobra para inversiones y reformas estructurales.

A la propuesta se ha sumado también Calviño y el ministro italiano, Giancarlo Giorgetti. La reunión se interrumpió alrededor de las tres de la madrugada para dejar un periodo de consultas, según las fuentes consultadas.

A falta de confirmarse, el principio de acuerdo endurece considerablemente la propuesta original de la Comisión de Ursula von der Leyen. Un plan que ofrecía a los Gobiernos más flexibilidad y más tiempo (entre cuatro y siete años) a la hora de poner las cuentas públicas en orden, con planes de ajuste plurianuales a medida de cada Estado miembro, negociados de forma bilateral entre Bruselas y las capitales. La senda de gasto iba a convertirse en el único indicador operativo para la supervisión fiscal, lo que permitiría simplificar las normas.

Christian Lindner, que empezó la negociación prácticamente aislado en su negativa a flexibilizar el Pacto de Estabilidad (porque Países Bajos alcanzó un pacto con España), es el gran ganador al imponer prácticamente todas sus tesis al resto de socios. En particular, Berlín ha logrado introducir objetivos numéricos comunes de reducción del déficit y la deuda, que no figuraban en la propuesta original de Bruselas.