2023 ha sido un año en el que, poco a poco, la economía española ha ido superando la crisis de precios que ha supuesto la guerra en Ucrania. Para ello se puso en marcha un escudo social compuesto por medidas para proteger a hogares y empresas. Pero estas iniciativas tienen un coste de miles de millones de euros. Para compensarlo, en 2022 el Ejecutivo aprobó los tres polémicos impuestos temporales que se han recaudado este año por primera vez: las tasas a la banca y a las empresas energéticas y el impuesto a las grandes fortunas.
El objetivo de todas estas figuras tributarias era el de compensar el gasto y la pérdida de ingresos que estaban generando las medidas anticrisis. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) calcula que su impacto para las arcas públicas ha sido de unos 15.000 millones de euros.
Sin embargo, no es el único objetivo que el Gobierno ha buscado con estos tributos. Al menos, en el caso de Grandes Fortunas. Con este impuesto, el Gobierno ha buscado armonizar el Impuesto al Patrimonio que ha estado bonificado al 100% en regiones como Madrid y Andalucía, ambas regiones del Partido Popular.
El gravamen está dirigido a forzar la tributación de las personas físicas que tengan un patrimonio superior a los tres millones de euros y que vivan en regiones en donde el impuesto del Patrimonio está bonificado, total o parcialmente.
Pese a que el impuesto se ha quedado muy lejos de su objetivo recaudando sólo 623 millones de euros en su primer año de aplicación (el 41% de lo que inicialmente había previsto y principalmente de contribuyentes madrileños), ha logrado parcialmente su objetivo: cuenta con el aval Tribunal Constitucional y, ante ello. Madrid, Andalucía y Galicia (que aplicaba bonificaciones parciales) han recuperado el impuesto sobre el Patrimonio con diferentes fórmulas para, al menos, quedarse con estos fondos en el próximo año. Cabe recordar que el tributo es, por ahora, temporal.
Harina de otro costal son los impuestos a la banca y las energéticas. Aprobados como prestaciones patrimoniales públicas no tributarias para facilitar el trámite en las Cortes, estas figuras sí que han cumplido con las previsiones de ingresos, con al menos 2.900 millones en ingresos este año.
Si bien ambos impuestos son temporales, como grandes fortunas, el Gobierno ya ha anunciado que se llevarán a cabo las necesarias modificaciones para convertirlos en permanentes.
Pese a que todavía se está pendiente de que el Constitucional decida sobre los recursos presentados contra estas figuras fiscales, entes como la Asociación Española de Asesores Fiscales (AEDAF) consideran que no prosperarán visto que no lo hicieron los recursos a Grandes Fortunas.
Y no sólo eso: el Ejecutivo va a llevar a cabo una profunda reforma de los dos. Para el tributo de las energéticas, por ejemplo, se van a introducir bonificaciones que incentiven inversiones en electrificación, como ya contó este periódico.
También se esperan cambios en el caso de impuesto a la banca, aunque aquí está menos claro en qué dirección pueden ir. Todo parece indicar, en cualquier caso, que serán para atenuar su impacto dado que, como ha dicho la vicepresidenta Nadia Calviño, "la situación económica no es la misma".
En cualquier caso, hay que circunscribir estos movimientos como parte de la estrategia de Moncloa para retomar el contacto con el sector empresarial, con el que la relación no ha sido cordial en los últimos dos años.
Por otro lado, pese a que el Gobierno indica que la situación económica ha cambiado, lo cierto es que parte del escudo social se va a mantener en 2024. Para empezar, la rebaja del IVA a los alimentos básicos se mantendrá durante seis meses más, pese a que la inflación de los alimentos ya se está moderando.
Gratis
También se prorrogará la rebaja y la bonificación del transporte público a todo 2024. Y en este caso, se va a mejorar: será totalmente gratis para jóvenes y parados.
Quedan medidas cuyo destino todavía no se ha decidido, sobre todo en el caso de las rebajas fiscales de la energía, que restan ingresos a las arcas públicas en un momento delicado.
¿Por qué es delicado? Poco a poco, la recaudación ha ido perdiendo fuelle. Pese a que el IRPF ha seguido tirando del carro en 2023 (gracias al crecimiento del empleo y la ampliación de las bases tributarias), el IVA, que antes estuvo impulsado por la inflación, se ha estancado.
Así, la recaudación de este año que termina ha vuelto a batir récords, pero con incrementos menores. Pese a ello y que no hay, por ahora, grandes novedades fiscales para 2024, el Gobierno vaticina un incremento de los ingresos fiscales en 2024 del 9%. Veremos con qué impuestos.