El Gobierno de España aprovechó esta semana el Foro Económico Mundial que se celebra en Davos para plasmar la hoja de ruta económica para la presente legislatura. Unas políticas encabezadas por un "triángulo virtuoso" con mayor colaboración entre Estado, empresas y sociedad civil; una economía con mayor componente humanista y una nueva forma de medir el PIB.
Una serie de fórmulas que, en teoría, no suenan mal, pero que adolecen de falta de realismo y que podrían conducir a un mayor intervencionismo en la economía, según los expertos.
Tanto Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, como Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Comercio y Empresas, usaron su paso por la localidad suiza de Davos para colocar mensajes de futuro entre los principales empresarios del mundo.
Principalmente el del ya citado triángulo virtuoso. Con él, el Ejecutivo quiere aumentar la colaboración público-privada y buscar nuevas fórmulas de trabajo con las empresas.
De hecho, fuentes del Gobierno confirman a EL ESPAÑOL-Invertia que es "la base de la política económica que se va a seguir en esta legislatura".
¿En qué se pueden traducir estos conceptos? "Todo lo que se plantea es bastante abstracto. Ahora hay que pasar de las musas al teatro, y esto es muy difícil", opina Mónica Melle, consejera de la Cámara de Cuentas de la Comunidad de Madrid y profesora de Economía de la Universidad Complutense de Madrid.
"Sería bueno para la economía potenciar más todo lo que es la colaboración público-privada con las empresas. También con los agentes sociales, es decir, con las patronales y los sindicatos, de manera que se cuente con ellos a la hora desplegar políticas sectoriales", añade.
Melle pone de ejemplo lo que ha ocurrido con los proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica (PERTE), que se formularon "sin contar con ellos". "Y eso ha podido llevar a algún que otro fracaso", apostilla.
El economista José Carlos Díez se muestra profundamente crítico con las ideas desplegadas por Sánchez y Cuerpo en Davos. "Esas ideas están muy bien cuando ya estás en pleno empleo, en la frontera tecnológica y de productividad y entre los países líderes en renta por habitante", remarca.
Sin embargo, añade que "España está lejos de ese objetivo". "Somos líderes en paro europeo, especialmente juvenil, y divergimos en productividad y renta por habitante con Europa, y especialmente con Estados Unidos y los países que lideran la era de la tecnología global", explica.
Por ello, opina que el presidente "debería centrar su energía en conseguir que España sea un país atractivo para invertir, dejar de culpar a los empresarios de todos los males y bajar la tasa de paro al 4% y subir la productividad y los salarios, especialmente los más precarios".
Intervencionismo
En Davos, Pedro Sánchez puso como ejemplo de las políticas del Gobierno las entradas del Estado en los accionariados de Telefónica e Indra. ¿Significa esto que se viene un mayor intervencionismo en la economía y la actividad privada en España?
"Yo creo que sí. Pero se trata de algo que está ocurriendo a nivel global. Sólo hay que ver la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos, con sus condicionalidades para la inversión. También en Europa estamos viendo esos movimientos. Es algo global", opina Melle al respecto.
En contexto, cree que la participación del Estado en empresas estratégicas se va a ampliar a más sectores. "No sé si hasta el punto de comprar acciones, pero sí habrá más colaboración con el sector privado, como en el caso del automóvil. Hay interés en reindustrializar", detalla.
En cambio, Díez no tiene claro que la hoja de ruta lleve a un mayor intervencionismo en la economía. "No tiene por qué. Cuando llegas al pleno empleo y a un alto nivel de productividad y de salarios son las propias empresas a las que les interesa desarrollar el capital social y coincidir con los valores de sus clientes para mejorar la reputación de su marca y mejorar su competitividad", precisa.
Futuro PIB
En esta legislatura el Gobierno retomará otra ambición recurrente en los últimos años, según las palabras pronunciadas por Carlos Cuerpo en Davos: repensar cómo se calcula el producto interior bruto (PIB) para introducir otros elementos, como las dimensiones sociales y medioambientales.
Sin embargo, "es difícil incluir actividades sociales" en el PIB, avisa Mónica Melle. Si bien hace tiempo que se habla de introducir en los cálculos económicos lo relativo la dependencia y los cuidados, la economista avisa de que "hay que dotar de recursos" para ello.
"Y no sé si los va a haber para que esto sea un cuarto pilar del Estado del Bienestar, asumiendo la situación fiscal de España y las limitaciones de recursos" a las que obliga la desaceleración económica, añade.