La Comisión de Ursula von der Leyen ha adoptado este miércoles un paquete con cinco iniciativas cuyo objetivo es fortalecer la seguridad económica de la UE en un momento de "crecientes tensiones geopolíticas" y "profundos cambios tecnológicos". Aunque el documento no cita a ningún país en concreto, la estrategia europea de seguridad económica está pensada para frenar a Rusia y sobre todo a China.
La única propuesta legislativa es la reforma del reglamento de control de las inversiones extranjeras directas que plantean riesgos para la seguridad o el orden público con el fin de hacerlo más eficaz. El Ejecutivo comunitario propone que todos los Estados miembros concentren su vigilancia en las inversiones extranjeras en tecnologías clave, como los semiconductores, la inteligencia artificial, la robótica o la biotecnología.
En todo caso, la responsabilidad final de prohibir una inversión extranjera por motivos de seguridad o de orden público seguirá estando en manos de los Gobiernos nacionales y no de Bruselas, cuyo único poder seguirá siendo emitir informes no vinculantes.
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La segunda gran novedad del paquete presentado por el Ejecutivo comunitario es que se retrasa al menos hasta finales de 2025 la nueva herramienta defensiva para controlar las inversiones europeas en el exterior, anunciada por Von der Leyen en un discurso sobre China en marzo del año pasado.
A Bruselas le preocupa que en las inversiones europeas en países extracomunitarios en algunos sectores críticos (microelectrónica, computación cuántica, robótica, inteligencia artificial o biotecnología) se produzcan casos de apropiación tecnológica por parte de regímenes autoritarios. Y que estas tecnologías sean utilizadas por el Ejército o los servicios de inteligencia contra los propios europeos.
Sin embargo, la Comisión alega que hay una enorme laguna de información sobre las inversiones salientes en estas áreas tecnológicas, lo que impide identificar donde están los riesgos. Por eso, el Ejecutivo comunitario publicará en verano una recomendación dirigida a los Gobiernos para que recaben todos los datos posibles durante un periodo de 12 meses. Sólo después iniciará los trabajos para diseñar el nuevo instrumento de vigilancia.
Por lo demás, Bruselas ha propuesto mejorar la coordinación entre los Estados miembros sobre los controles a la exportación y ha planteado una serie de medidas para reforzar la seguridad en materia de I+D.
"La UE se ha beneficiado enormemente de ser una potencia exportadora, invertir en el extranjero y mantener su mercado abierto al comercio y a los inversores extranjeros. Pero para seguir aprovechando al máximo estas oportunidades, debemos contemplar con lucidez los riesgos a los que nos enfrentamos en este momento de profunda agitación geopolítica y rápidos cambios tecnológicos", ha dicho el vicepresidente económico de la Comisión, Valdis Dombrovskis.
"Debemos mejorar nuestra coordinación a la hora de hacer frente a estos desafíos compartidos de forma que podamos protegernos mejor, hacer que las inversiones sean más seguras y controlar la exportación de productos sensibles para evitar que caigan en las manos equivocadas. Mejorar nuestra seguridad económica nos permitirá mantener nuestro modelo económico abierto y actuar más eficazmente contra los riesgos", alega Dombrovskis.