La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) prevé que España crecerá un 1,8% este año y un 2% el próximo, tres décimas más que en su anterior previsión en el primer caso. Un avance económico sostenido por el consumo privado, la resistencia del mercado laboral y el crecimiento de la renta real. Con todo, hace un llamamiento para reforzar la consolidación fiscal y seguir disminuyendo la deuda pública.
Así se desprende de la última actualización de previsiones macroeconómicas de esta organización. En ellas advierte de que el envejecimiento de la población, el lento avance de la productividad y la escasa inversión "lastran el potencial de crecimiento de España".
Por su parte, prevé que la inflación descenderá al 3% en 2024 y al 2,3% en 2025, mientras que la tasa de paro cerrará el presente curso en el 11,7% y se reducirá al 11,3% al siguiente.
La economía española seguirá creciendo este año y el siguiente por encima de la media de la zona euro, cuya expansión ha revisado también al alza la OCDE, hasta el 0,7% y el 1,5%, respectivamente.
Asimismo, la organización con sede en París anticipa que la inversión seguirá siendo débil en 2024, aunque confía en que aumentará en 2025 debido a la implementación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (RTRP). De esta manera, apunta entre los riesgos a la baja para sus previsiones, además de una mayor escalada de las tensiones geopolíticas que empeorasen la demanda de los principales socios comerciales de España, una implementación más lenta del Plan.
Por otro lado, las proyecciones de la OCDE apuntan a que el déficit presupuestario de España caerá este año al 3,3% del PIB desde el 3,6% del año pasado, mientras que para 2025 la organización espera que se reduzca al 2,6%.
En cuanto a la deuda pública, las previsiones contemplan que la ratio se sitúe este año en el 107,1% del PIB para bajar hasta el 106,7% un año después.
En este sentido, el 'think tank' de las economías avanzadas advierte del elevado ratio de deuda sobre PIB y la fuerte inclinación del gasto hacia las pensiones. Realidades que van en detrimento de los elementos que mejoran el crecimiento, ya que, apunta, el gasto relacionado con el envejecimiento aumentará.
Ajuste fiscal
De este modo, considera que España "necesitará una consolidación fiscal más fuerte y sostenida en el medio plazo" para mantener la deuda en una trayectoria descendente, cumplir con las reglas fiscales propuestas por la UE y crear espacio para futuras prioridades de gasto.
En el corto plazo, para contener los costes fiscales, recomienda que las políticas destinadas a mitigar el impacto del shock de los precios de la energía se transformen en "un apoyo específico a los ingresos para los más vulnerables".
Asimismo, para dejar espacio a futuras presiones de gasto, la consolidación fiscal debería depender de la movilización de ingresos adicionales mediante la ampliación gradual de la base del IVA y el aumento de los impuestos relacionados con el medio ambiente y la mejora de la eficiencia del gasto.
Por otro lado, sostiene que para impulsar el crecimiento sostenible, es necesario aumentar la productividad, potenciando la innovación, mejorando las habilidades y reforzando los resultados educativos.
"Es necesaria una renovación de las políticas activas del mercado laboral para mejorar la eficiencia de la contratación laboral y abordar los desajustes de habilidades", concluye.