El Consejo Económico y Social (CES) cree que las nuevas reglas fiscales aprobadas en la Unión Europea (UE) están diseñadas para ser cumplidas, pero advierte de que sólo será así si llegan nuevos recursos presupuestarios que sigan el espíritu del Plan de Recuperación. El CES considera que se trata de un acuerdo entre dos partes -los Estados y la propia UE- que sólo funcionará si cumplen ambas.
Para Antón Costas, presidente del CES, la UE "se prepara para volver a la castidad fiscal" y debe decidir si ese retorno a la disciplina lo ejecuta como "madrastra o hada madrina". Es decir, si aplica las recetas de la Gran Recesión, "con un comportamiento rígido e inmisericorde", o las de la crisis de la pandemia, "con un margen de políticas anticíclicas para aliviar el dolor económico".
Durante la presentación de un informe sobre la gobernanza económica de la UE, Costas ha concedido que las nuevas reglas fiscales, al contrario de lo que ocurría con aquellas en vigor antes de la pandemia, permiten una mayor flexibilidad. Sin embargo, el efecto de esa flexibilidad dependerá "de que la UE sea capaz de mantener ciertos bienes públicos que ha creado durante la crisis de la pandemia".
El presidente del CES se ha referido en concreto a los fondos Next Generation y el mecanismo SURE -que se puso en marcha para mitigar los efectos del desempleo con la irrupción de la pandemia-. Aunque este último ya expiró y el primero tiene fecha de caducidad, Costas considera que, una vez diseñados, su prolongación en el tiempo sólo depende de la voluntad política.
"Los elementos ya están diseñados. Falta una voluntad política, que sólo puede venir de abajo, de la sociedad", ha zanjado. Asimismo, ha señalado que también es fundamental avanzar en otras dos piezas del "puzzle europeo": la unión bancaria, con la creación de un fondo de garantías de depósito común, y un mercado único de capitales que permita "utilizar en beneficio propio el ahorro de los europeos".
La vuelta a la disciplina fiscal, ha explicado, funciona como un "equilibrio de dos partes". Es decir, deben cumplir tanto los Estados Miembros como la UE. Es decir, los países deben reducir su deuda y déficit público, pero la Unión debe aportar los recursos para que ello no suponga volver a la época de los recortes.
"Sin ese equilibrio, ningún sistema será exitoso", ha avisado Costas.
"La principal preocupación es cómo compatibilizar esa castidad o disciplina fiscal, que es necesaria, con la necesidad de abordar las numerosísimas inversiones que la UE debe plantearse para asumir los riesgos y desafíos a los que está expuesta", ha coincidido el presidente de la Comisión de Trabajo que ha elaborado este Informe, Antonio Romero.
En suma, el CES considera que España puede tener "mucho margen" para afrontar sus retos y la vuelta a la disciplina fiscal, siempre y cuando continúen programas como el SURE y los Next Generation, así como los nuevos fondos anunciados por Ursula von der Leyen para invertir en necesidades europeas, que permitan "promover un crecimiento sostenible, inclusivo y prolongado en el tiempo".
Contexto geopolítico
El Consejo Económico y Social ha señalado que, además, esa voluntad política se hace todavía más importante en el actual contexto geopolítico de tensiones y cambios. Según Costas, "la geoeconomía ha roto el orden anterior", en tanto que China y Estados Unidos están "dispuestos a la confrontación y a socavar el orden en beneficio propio".
Eso abre un "reto existencial de tal magnitud para la UE" que, ha concluido el presidente del CES, hace imposible concebir un escenario distinto a la puesta en marcha de esos "bienes públicos". Es decir, de activar mecanismos "tan potentes" como los aprobados por la Administración Biden o por China en cuanto a la política industrial.
Asimismo, se trata de mecanismo que también deben servir "para responder a Putin" en materia de política energética y comercial. "Veremos presiones que forzarán esa voluntad política", ha asegurado.