El secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Mathias Cormann.

El secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Mathias Cormann. Alejandro Martínez Vélez Europa Press

Macroeconomía

La OCDE mejora su previsión de crecimiento para España: el PIB aumentará un 3% este año y un 2,3% en 2025

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La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha revisado al alza las proyecciones de crecimiento de España en su último Economic Outlook. El organismo estima que el Producto Interior Bruto (PIB) del país crecerá un 3% en 2024, dos décimas más que en su anterior estimación y un avance significativo frente al promedio del 0,8% previsto para la zona euro.

De cara a 2025, se proyecta un crecimiento del 2,3%, consolidando la posición de España como una de las economías con mejor desempeño en Europa. Ya en 2026 el alza del PIB se limitaría al 2%.

La revisión positiva responde al robusto mercado laboral y al aumento del consumo privado, impulsado por la recuperación de los ingresos reales de los hogares gracias a la moderación de la inflación. Según la OCDE, estos factores han permitido a España mantener una tasa de crecimiento superior a la de otras economías avanzadas, como Alemania y Francia, que enfrentan una recuperación más lenta.

La moderación de la inflación ha sido un factor clave en estas previsiones. Según la OCDE, la tasa de inflación en España bajará al 2,8% en 2024 y al 2,1% en 2025, alineándose con los objetivos del Banco Central Europeo; de hecho, ya sería del 2% en 2026. Esta disminución, impulsada por la caída en los precios de la energía y los alimentos, ha favorecido un aumento de los ingresos reales de los hogares, estimulando el consumo privado y mejorando la confianza de los consumidores.

A pesar del optimismo, la OCDE señala riesgos relevantes que podrían afectar las perspectivas económicas de España y del mundo. Entre ellos, menciona el impacto de las tensiones comerciales, el proteccionismo y la incertidumbre geopolítica, que podrían interrumpir las cadenas de suministro y aumentar los costes energéticos. Además, el alto nivel de endeudamiento público sigue siendo una preocupación para muchos países, incluyendo España.

Según sus previsiones, se espera que el déficit público disminuya hasta el 3% del PIB en 2024 y continúe una senda a la baja en 2025 (2,5%) y 2026 (2,1%), "con una consolidación acumulada prevista del 0,7% del PIB en 2025 y 2026, de acuerdo con el plan fiscal a medio plazo del Gobierno". Según el informe, las proyecciones "parten del supuesto de que el crecimiento del gasto público será contenido", en tanto que las medidas anticrisis puestas en marcha en 2022 terminarán este curso.

La deuda pública, por su parte, cerrará el año en el 103,5% y bajará al 102,8% en 2025 y al 101,9% en 2026.

Sobre el impacto presupuestario de la DANA y las ayudas puestas en marcha por el Ejecutivo, la OCDE señala que todavía es "incierto" y que dependerá de las cuantías de ayudas que finalmente se soliciten y de su calendario de desembolsos.

Por otro lado, el paro no bajará en los próximos años de las dos cifras, a tenor del think tank de los países desarrollados. En concreto, la tasa de desempleo cerrará el presente curso en el 11,5% y se moderará al 10,9% y al 10,5% en los dos siguientes ejercicios.

En este contexto, el organismo recomienda a España implementar reformas estructurales para garantizar un crecimiento sostenible. Entre las prioridades, sugiere medidas para abordar las persistentes carencias laborales en sectores clave, mejorar la productividad y reforzar la inversión en tecnología y educación. Estas acciones serían fundamentales para mantener la competitividad del país a medio plazo y afrontar los retos derivados del envejecimiento de la población y la transición energética.

La recuperación del comercio global también juega un papel clave en el desempeño de España, especialmente en sectores como el turismo y los servicios, que han mostrado una notable recuperación tras la pandemia. No obstante, la OCDE advierte de que la confianza de los consumidores sigue siendo frágil, lo que podría limitar el ritmo de crecimiento del consumo interno en el futuro.