La norteamericana Uber ha levantado una gran polvareda en España. Su servicio lleva tres trimestres suspendido por orden judicial. Ahora, uno de sus principales rivales en España, Cabify, se rearma para la batalla por conquistar este mercado del transporte bajo demanda. La startup española ha recibido 12 millones de dólares (10,5 millones de euros) en una ampliación de capital que supone la entrada del gigante Rakuten, considerado el ‘Amazon japonés’.
Esta inyección, en la que también contribuye en menor medida el fondo de capital riesgo español Seaya Ventures, coloca su valoración en unos 100 millones de dólares, según ha adelantado este lunes Financial Times y ha confirmado EL ESPAÑOL.
La empresa tecnológica española alcanza una valoración de 100 millones de dólares tras cuatro años de vida
Cabify, fundada en 2011, es una compañía que pone en contacto a través de su aplicación a conductores profesionales, con licencias de transporte privado (VTC), con potenciales clientes que desean cubrir un trayecto dentro de la ciudad. Esos usuarios pueden ser particulares y empresas. Del montante de cada viaje cobra un 20% de comisión.
La obligación de contar con el permiso legal es la principal diferencia con el modelo del servicio de Uber que fue prohibido en diciembre pasado. Y también la principal causa de que el núcleo duro de su negocio esté fuera de las fronteras españolas. ¿Por qué? La entrega de estas licencias por parte de las administraciones autonómicas se hace con cuentagotas.
Más aceleración
Hoy por hoy, la compañía está en pleno despegue. Según una fuente de la empresa, la tecnológica española ha superado los 40 millones de euros de facturación bruta (de esa cifra sólo se queda con el 20%) durante el primer semestre del año. Si se mantiene el crecimiento como hasta ahora, 2015 se cerrará multiplicando por cuatro las cifras del pasado año.
Un tercio de todo ese negocio se concentra en España, donde desde hace nueve meses no tiene a Uber como rival tras su suspensión temporal. Tiene presencia en Madrid, Barcelona, Málaga, Bilbao, Valencia, Tenerife, Vitoria y A Coruña. Las dos primeras generan los mayores ingresos. En la capital madrileña cuenta con 1.500 vehículos, mientras que en la ciudad condal supera los 800. “En grandes ciudades tenemos más o menos una cuota de mercado del 50% de todas las licencias de VTC existentes”, explica a EL ESPAÑOL el responsable de la compañía en España, Juan Ignacio García Braschi. Por ello, aún queda margen de mejora pese a la fuerte regulación.
En grandes ciudades tenemos más o menos una cuota de mercado del 50% de todas las licencias de transporte privado
Es, por tanto, Latinoamérica su particular mina de oro. La ausencia de una normativa tan estricta como la española le ha permitido crecer a mucha más velocidad. México, Chile, Perú y Colombia son los cuatro países en los que tiene presencia. Su actividad allí representa dos tercios del negocio. Su foco está sobre ese mercado. “En nuestro plan de negocio, la prioridad es ser el líder de Latinoamérica”, reconoce el directivo.
Rakuten y la rama del comercio electrónico
Tanto en Latinoamérica como en España, la compañía tiene dos productos: uno dirigido a particulares y otro para empresas. Este último es el que quieren potenciar. Hoy representa el 60% y el objetivo es que suba hasta diez puntos porcentuales a medio plazo. Grandes corporaciones como FCC o Securitas Direct utilizan su plataforma para los traslados de sus trabajadores.
Ahora el objetivo es internarse también en el terreno del comercio electrónico. ¿Cómo? Utilizando su flota de coches con conductor para cubrir los envíos de productos comprados por internet. En esta batalla, la entrada en el accionariado de Rakuten con un porcentaje considerable puede ser clave. “Esta puede ser la primera piedra de una relación a largo plazo”, admite el directivo español.
Esta ronda de financiación puede convertirse en la primera piedra de una relación a largo plazo con Rakuten
El ‘Amazon japonés’ aporta la mayoría de esos 12 millones de dólares, aunque también va acompañado por el fondo de capital riesgo Seaya Ventures. En el comunicado oficial, el gerente del fondo de la compañía nipona, Oskar Mielczarek, quien se unirá a la junta directiva de Cabify, admitía: “Nos ha impresionado todo lo que Cabify ha sido capaz de lograr hasta ahora con tan poco capital”.
No es la primera vez que Rakuten invierte en un rival de Uber. También lo ha hecho en Estados Unidos, cuando en marzo adquirió casi un 12% de Lyft, principal competidor norteamericano de la tecnológica prohibida en España.
Situación legal en España
Con todo, ¿cuál es la situación legal de la startup en el mercado español? “El enfoque en España es el mismo que en todos los países: lo primero que hacemos es sentarnos con el regulador para asegurarnos de que lo que estamos haciendo está correcto”, recuerda García Braschi. En este caso, todos los conductores cumplen, según él, con la normativa: cuentan con una licencia y un seguro en vigor, están al corriente de los pagos a la Seguridad Social (autónomos) y Hacienda y actúan mediante contrato previo y no circulando en busca de potenciales clientes.
El enfoque en España es el mismo que en todos los países: lo primero que hacemos es sentarnos con el regulador para asegurarnos de que lo que hacemos es correcto
En este tiempo, han intentado mantener una línea de diálogo con las asociaciones mayoritarias del taxi. Incluso, a través de su plataforma se puede pedir taxis regulares en ciudades como Madrid. Sin embargo, hay una parte del colectivo que sí ha recibido de manera hostil a la compañía. “Hay un grupo de radicales que todo lo que es competencia lo tienen en el punto de mira, pero no tenemos nada de lo que preocuparnos”, recuerda.
La otra duda en plataformas como la de Cabify está en la relación con los conductores. En junio, la Inspección de Cataluña concluyó tras meses de investigación que los chóferes de Uber eran realmente trabajadores. ¿Cómo organiza esa relación la firma española? “Somos meros intermediarios”, precisa el directivo en España. Ellos suscriben un contrato mercantil tanto con los autónomos que, individualmente, prestan sus servicios, como con las pequeñas empresas propietarias de una flota de vehículos. Desde la firma, descartan, por tanto, una posible denuncia que los lleve, al igual que a Uber o BlaBlaCar, frente a un juez.