“La televisión tiene que adaptarse aún a lo digital”
Lideró los primeros canales interactivos en programas como OT o Gran Hermano, ahora produce contenidos audivisuales en internet.
29 noviembre, 2015 02:41Lleva varios lustros dedicado a la televisión. Primero en la antigua Sogecable, a partir de 2004 en Endemol España, que por entonces estaba bajo el paraguas de Telefónica, hasta que en 2005 se independizó con su salida a bolsa y en 2007 fue adquirida por un grupo liderado por la italiana Mediaset. En la productora lideró en aquellos años en la estrategia digital (Portalmix) y la interacción con la audiencia con los primeros servicios SMS en los que participaban en directo concursantes y espectadores, servicios precursores de la actual TV social a través de Twitter o Facebook.
Aletxu Echevarría, pertenece a una de las sagas familiares del mundo de la comunicación de la que forma parte también su padre, actual presidente de Mediaset. Después de su etapa en Endemol montó su propia empresa de producción de contenidos audiovisuales en el ámbito digital (The Blackout Project) y ahora impulsa la plataforma de vídeo Brightvibes junto a sus excolegas digitales en otras filiales de Endemol como Pasa Mustafa (UK) y Michiel Degooier (Holanda). “Dijimos: vamos a hacer algo que, además de emprender, signifique aportar nuestro granito de arena en cambiar las cosas en positivo. Queríamos que la gente encontrase en la red este este tipo de información en forma de contenidos audiovisuales, para que alguien diga: ha despertado en mí las ganas lanzarme a emprender una idea que tenía en el armario, pero que no me acabo de atrever a lanzar; o a ser más productivo en el trabajo porque con eso consigo que mi proyecto de empresa sea más efectivo y tenga más relevancia”, cuenta en conversación con EL ESPAÑOL.
La plataforma se llama Brightvibes y acaba de dar sus primeros pasos en abierto hace algunas semanas. “Lo que tenemos ahora es una web y luego una aplicación que te permite encontrar de forma predictiva contenidos interesantes”, apunta. Echevarría, Mustafá y Degooier invirtieron apenas 30.000 euros en poner en marcha este proyecto. “Los contenidos son de creadores de la red y nosotros vamos a crear nuestro propio pool de producción propia de contenidos creadores. Vamos a dar eco a historias contagiosas y relevantes desde el punto de vista de la tecnología, de la alimentación, tendencias y de historias de gente que está aportando ese impulso positivo para cambiar las cosas”. Su público objetivo y clientes: marcas y agencias de publicidad.
Además de Brightvibes, Echevarría es inversor en ‘startups’ digitales como Boletus, un club de fidelización y descuentos de comercio electrónico, pero su principal actividad es la de dirigir The Blackout Project, una agencia de producción de contenido audiovisual para agencias de publicidad y marcas con base en Bilbao, que cuenta con un equipo de ocho personas y una red de colaboradores que participan en los distintos proyectos a medida que lanza la agencia. “Monté la compañía porque gracias al expertise adquirido en Endemol en dos etapas distintas, donde hago un master en el televisión intensivo, pero en el año 1999 me llama poderosamente la atención el cambio en el consumo de contenidos desde Internet", apunta.
Allí observó en primera línea el desempeño de fenómenos televisivos como Gran Hermano, Fama, OT... "Era el responsable de interactividad en televisión. Cuando descubrimos la importancia de la interactividad creamos el chat de Operación Triunfo, que era una experiencia de consumo totalmente diferencial donde el espectador podía decidir que iba a ocurrir”, recuerda.
Una saga ligada a la comunicación
Echevarría no oculta que pertenece a una de las sagas familiares más conocida en el ámbito de los medios de comunicación, ligados al Grupo Correo, Vocento y Telecinco. “Mi carrera ha sido totalmente independiente de El Correo y Telecinco. Pertenezco a la cuarta generación familiar. Nos llamamos igual y estoy orgulloso de pertenecer a la familia a la que pertenezco y ser hijo de quien soy, pero nunca ha habido ninguna conexión empresarial. Lo que es obvio es que he tenido una cultura familiar, impregnada en mi ADN, para consumir televisión desde pequeño, tener ocho periódicos en casa todos los días y tener muy interiorizado la necesidad de la información actualizada; saber interpretar la información o la importancia que debe tener la noticia”, cuenta.
Desde esa posición privilegiada y desde su experiencia ha vivido los profundos cambios que lo digital han provocado en los medios de comunicación y sus modelos de negocio. “Yo sigo diciendo lo mismo. Si la experiencia de consumo es diferencial es posible apostar por el pago. Lo que ha cambiado es el modelo de negocio, la forma de crear los contenidos. Ahora el consumo de televisión goza de una excelente salud, aunque ha cambiado la forma de acceder a él. Si consideras que la televisión no es el fin, sino el medio, puedes pensar en usarlo para generar la atención sobre un producto y trasladarlo luego a otra plataforma. Veo a la TV como canal de activación, no el fin, sino el medio. De hecho, creo que el modelo de televisión todavía tiene que adaptarse a ese cambio de hábitos imparable que supone la participación desde internet, el componente social o la compra de productos y servicios”.