Un negocio milmillonario, el publicitario. Un sector, el de internet. Una década, que se extiende desde la resaca del estallido de la burbuja puntocom hasta la consolidación de las tecnológicas como las compañías más valoradas. Y dos compañías, Yahoo y Google. Ese es el escenario.
La primera de las compañías es un gran contenedor con casi una década de historia que aglutinaba los principales servicios de un internet incipiente (rastreador web y sitios dedicados a las compras, los viajes o el empleo). La segunda, una compañía que pivotaba sobre su buscador, aunque con pequeños servicios a su alrededor. El resultado: dos trayectorias bursátiles muy diferentes, con las que Google se ha hecho 16 veces más grande. Son dos caminos que reflejan bien por qué la primera, otrora uno de los gigantes digitales, se encuentra hoy contra las cuerdas. Por qué su octava consejera delegada, Marissa Mayer, está cuestionada.
En aquel 2004, Yahoo acumulaba casi diez años de historia. Su valor en bolsa rozaba los 39.000 millones de dólares. Y su negocio publicitario ya coqueteaba con los 1.000 millones de dólares al trimestre. Era el punto de inflexión. Google aterrizaba en la bolsa norteamericana. Asumía el papel de aspirante frente al ‘gigante’. Sin embargo, apenas necesitó un puñado de trimestres para adelantarlo.
Hoy, la compañía liderada por Mayer está en el disparadero. Su negocio, centrado en exclusiva en la publicidad online, se encuentra a la baja y prueba de ello es el consenso de los expertos recopilado por Bloomberg, que apunta a una rebaja de sus ingresos por debajo de los 1.000 millones de dólares en el último trimestre (por primera vez desde aquel 2004). Tras tres años y medio en el cargo, se intensifican las voces que piden la sustitución de la directiva. Hay analistas que incluso elaboran una lista con diez posibles sustitutos.
Este viernes cierra una semana en la que el consejo de la compañía mantiene su encuentro anual. Un consejo que, según publicaba el diario económico Wall Street Journal, se plantea vender el negocio de internet. Esos activos, al margen de su preciado 15% en el titán chino del comercio electrónico Alibaba, han sido valorados en menos de 4.000 millones de dólares. Un poco más de lo que logró ingresar Google en aquel 2004.