Fue una de las más fervientes defensoras de Uber cuando ocupaba uno de los sillones más importantes de la Comisión Europa. Protestó cuando su servicio fue prohibido en Alemania o Bruselas, incitando incluso a la protesta en Twitter contra la ministra de Transporte belga. Y se fajó para defender el diálogo entre quienes apuestan por estas nuevas compañías del sector de la economía colaborativa y quienes las rechazan. Ahora, años después, Neelie Kroes ficha por la compañía estadounidense. Aterriza en la empresa en un consejo especial con el que la compañía busca reforzarse en su lucha para lograr una regulación del transporte alternativo en buena parte de los países en los que está presente.
Kroes estará acompañada en ese consejo especial por otros perfiles tan diversos como el exprimer ministro de Perú, la princesa saudí Reema bint Bandar Al Saud o el exprimer secretario de Transporte de Barack Obama en Estados Unidos.
La excomisaria aterriza en un consejo en el que no será retribuida con un sueldo en efectivo, sino que recibirá una compensación por acciones, aunque no se ha precisado la cantidad. Lo hace justo un año después de que abandonara su puesto en la Comisión, periodo obligatorio para no ocupar puestos de relevancia en empresas a las que ha vigilado desde su puesto público.
Una defensora a ultranza
En 2014, ella ocupaba la comisión de la Agenda Digital tras años supervisando el área de Competencia. En ese año, Uber sufrió varios reveses legales con la suspensión en numerosas ciudades y países europeos. Y ella decidió hacerse una de las grandes valedoras, ejerciendo una labor de ‘lobby’ de manera extraoficial desde la propia Comisión.
En dos meses escribió sendos artículos en su propio blog de la Comisión en los que despejó todas las dudas y se posicionó claramente. Uno para calificar de “loca” la decisión de prohibir el servicio de la empresa estadounidense en Bruselas, destacando que se trataba de una forma de “proteger al cartel del taxi y no proteger o ayudar a los pasajeros y los consumidores”.
El otro texto lo publicó en el marco de las protestas de los taxistas contra Uber. Y concluía: “No ganamos nada escapando de las verdades duras; es tiempo de enfrentarse a los hechos: las innovaciones digitales como las aplicaciones de taxi están aquí para quedarse y necesitamos trabajar con ellas y no contra ellas”.
Pero sus defensas no sólo han sido a través de artículos a fondo, sino también en la red social Twitter. No sólo la usaba para celebrar que Uber volvía a operar en Amsterdam, para criticar duramente la decisión contraria en Berlín (“Es un duro golpe para el ecosistema de 'startups' de la capital y para su reputación de innovación”) o para defender la necesidad de aprovechar las nuevas oportunidades de la revolución digital y de dialogar entre todas las partes para dar cabida a empresas como la estadounidense o como Airbnb.
También usó la red social como herramienta de presión hacia políticos destacados de países que prohibieron alguno de los servicios de la empresa. Como cuando el pasado mes de enero se dirigía de manera directa a Emmanuel Macron, ministro de Economía del segundo gobierno de Manuel Valls en Francia: “Ministro Macron: la gente elige disrupción y quiere Uber; no tiene sentido tratar de bloquear”. O como cuando en 2014 llamó a la comunidad de usuarios “enfadados” con el bloqueo en Bruselas a que inundara de mensajes la cuenta de la que en aquel momento era la ministra de Transporte de Bélgica, Brigitte Grouwels.
¿Quién es Neelie Kroes?
Kroes es una veterana política holandesa que arrancó su carrera en 1971 cuando ejerció como diputada en el parlamento neerlandés. Su primer contacto con el transporte fue durante la década de los 80, cuando ocupó esa cartera en el Gobierno de su país. Tras un periodo en el sector privado, dio el salto a Europa en 2004 como comisaria de Competencia. Se vio obligada a lidiar con las críticas por sus vinculaciones con grandes negocios: en el momento de su nombramiento era miembro del consejo de supervisión de gigantes como O2, Volvo o Lucent Technologies.
Un año después de aterrizar, Kroes, que formó parte de la lista de las mujeres más poderosas del mundo de Forbes en varias ocasiones entre 2005 y 2009, tuvo que enfrentarse a un gran caso de competencia con una gran tecnológica: Microsoft. La denuncia desembocó en una multa de casi 500 millones de euros. Después ha tenido que batallar para favorecer la competencia en el sector de las telecomunicaciones y la banca.
En esta última etapa, desde noviembre de 2014, lideraba la iniciativa StartupDelta, una entidad público-privada que servía para promocionar Holanda como un buen destino para ‘startups’ tecnológicas.
El otro gran fichaje
Este paso dado por la compañía de transporte no es nuevo. Una regulación favorable para una compañía innovadora como Uber es clave para su expansión. Y esa es la razón por la que ha invertido millones de dólares en lobistas tanto en Estados Unidos (entre 2013 y 2014 contrató al menos a 161 en varias ciudades y estados) como en el resto del mundo.
El paso más destacado en esta particular batalla para ganar aliados relevantes lo dio en 2014. Incorporó a David Plouffe, el que fuera el jefe de campaña de Barack Obama en Estados Unidos, como vicepresidente de estrategia. “En la medida en que existen barreras, tendremos que tener una estrategia para eliminarlas”, aclaró.