Ocurre siempre: cuando una gran compañía saca la chequera para adquirir a otra, surge el escepticismo. ¿Romperá o no el ‘juguete’? Las dudas también surgieron con el movimiento de Microsoft cuando anunció esta semana la compra de Linkedin por 26.200 millones de dólares. ¿Qué ocurrirá con la red social profesional bajo el paraguas de Microsoft después de tamaño desembolso? Eso es parte del futuro. Pero tanto el gigante fabricante del sistema operativo Windows como el resto de las grandes tecnológicas han gastado miles de millones en adquisiciones. ¿Qué fue de ellas?
Skype, Nokia, Motorola, Youtube, Whatsapp… Muchas son las compañías que cambiaron de manos en los últimos años. Y los destinos de todas ellas han sido muy diferentes.
Microsoft y su cierre de Nokia
Desde 2011, la empresa ha gastado 44.000 millones de dólares en cuatro operaciones corporativas (la misma cifra que ofreció en 2008 por Yahoo!). La más destacada es Linkedin, pero hay otras con cifras nada despreciables. Desembolsó 8.500 millones por la herramienta de videoconferencia Skype. Fue en 2011. Hoy cuenta con una herramienta de mensajería y de comunicación en plena explosión de este sector y en un momento en que todos los grandes quieren entrar (si no lo han hecho ya). En estos años, ha pasado de 170 millones de usuarios a más de 300. ¿Y el negocio? No hay cifras actualizadas y desagregadas en las cuentas de Microsoft. En 2013, Bloomberg hablaba 2.000 millones de dólares de ventas al año y una valoración que en 2015 podría alcanzar los 14.500 millones.
La otra gran compra ha sido un fiasco sin paliativos. En 2013, en un intento por ganar posiciones en el segmento del móvil, adquirió Nokia. Un total de 7.200 millones de dólares que han acabado en un desmantelamiento absoluto. En mayo anunció la venta de la línea de teléfonos de gama baja y la marca Nokia a una filial del fabricante chino Foxconn, lo que permitía el traslado de 4.500 empleados. Y hace un año ejecutó 7.800 despidos de empleados de esta división.
En 2014 hizo un movimiento sorprendente: compró Mojang, el desarrollador del popular videojuego Minecraft por 2.500 millones de dólares. No hay cifras de ingresos pero sí ha ganado velocidad en las ventas: este mes de junio superó la barrera de los 100 millones de juegos vendidos (53.000 en 2016).
Google: Motorola, la cruz; Youtube, la cara
En el caso de Google, entre las cuatro principales compras de la última década por cantidad pagada sumaron más de 20.000 millones de dólares. Más de la mitad de esa cifra es lo que necesitó para hacerse con Motorola. 12.000 millones para absorber la compañía del sector de móviles. Tres años después, en 2014, vendió a la compañía china Lenovo la firma por 2.910 millones. ¿Un mal negocio? No tan rápido. Se quedó con más de 20.000 patentes para móviles. Quien compró no hace un buen balance de la operación: la integración “no cumplió con las expectativas".
La otra gran apuesta fue Nest. En 2014 Google quiso internarse en el mundo de la domótica (y la automatización de sistemas en el hogar) y adquirió la compañía fabricante de equipos para esta tecnología. Pagó 3.200 millones de dólares. Hace unas semanas, su fundador, Tony Fadell, salía de la compañía entre rumores de fracaso y de presión por parte de Google por disciplina fiscal y de gastos.
En el otro lado están Youtube y Doubleclick. La primera no necesita presentación: el servicio de vídeo en internet. Costó 1.650 millones de dólares y, aunque hoy por hoy no es rentable –en 2014 registró 4.000 millones de dólares de ventas- y su valoración es mucho más alta. Según Bank of America y Merrill Lynch, su valoración a mediados del pasado año rondaba los 80.000 millones.
La segunda de estas apuestas acertadas es una herramienta que sirvió para perfeccionar su sistema de publicidad. Doubleclick costó 3.100 millones de dólares y hoy forma parte de su sistema Google Adsense para colocar anuncios en sitios webs de terceros.
Facebook y su apuesta de Whatsapp
La publicidad es también el pilar básico sobre el que descansa el negocio de Mark Zuckerberg y su red social Facebook. Sin embargo, ninguna de las tres grandes compras que ha suscrito en los últimos años tiene que ver con él. La más importante es la que protagonizó en 2014: desembolsó más de 20.000 millones de dólares por la aplicación de mensajería Whatsapp. Dos años después, ¿es un fracaso empresarial?
Si se mira desde el lado de negocio, su rentabilidad ha sido escasa, pues Zuckerberg no ha querido tocar nada ni introducir publicidad ni nuevas vías de ingresos. Si se pone el foco sobre la actividad, la realidad es que el impulso ha sido enorme: en dos años ha pasado de más de 600 millones de usuarios a más de 1.000. Y lo mejor no es respecto al hoy, sino al mañana: Facebook cuenta con un ‘arma’ clave para la dura batalla por controlar el móvil.
Pero si hay una compra que realmente ha implicado una revalorización enorme es Instagram. En 2012 cuando Zuckerberg se hizo con la red social de fotografía por apenas 750 millones de dólares muchos no lo entendieron. ¿Qué sentido tenía pagar por una aplicación con más de 10 millones de usuarios? A finales de 2014, Citi valoró la empresa en 35.000 millones (50 veces más que lo pagado). Es la última cifra disponible pero da una idea de su evolución. En cuanto a negocio, Credit Suisse estima que podrá ingresar 5.300 millones de dólares en 2017.
Apple: Beats como gran compra
En la compañía fundada por Steve Jobs, las compras milmillonarias no han estado nunca en la hoja de ruta. Sólo hay una que se sale de ese patrón: Beats Electronics. La empresa fabricante de cascos y desarrolladora de un servicio de streaming de música fue vendida a Apple por 3.000 millones de dólares en 2014. La compra implicó el despido de 200 trabajadores de la plantilla de la adquirida. A finales de 2015 cerró el streaming: aportaba todos sus suscriptores al único servicio de la compañía de la manzana, Apple Music. Más allá del negocio musical, no hay cifras sobre cuántas ventas se registran de la otra vía de negocio de la empresa.
En el historia de la empresa hay otras dos compras destadas: Next y Anobit. La primera, empresa de informática, costó algo más de 400 millones de dólares y, más allá de lo que aportó tecnológicamente, contribuyó al regreso a finales de los 90 del fundador de Apple (y también creador de Next) a su antigua casa años después de su despido. La segunda implicó un desembolso de 390 millones y sirvió como base tecnológica para sus productos (iPod, iPhone y iPad), pues se trataba del dueño de los controladores de memoria flash, un componente clave.
Amazon y su intento por controlar el videojuego
Jeff Bezos, al igual que Apple, no es amigo de exhibir la chequera a menudo. En los últimos años ha firmado tres grandes operaciones. La más destacada tiene por objetivo controlar un pilar clave del videojuego. Compró en 2014 Twitch, una de las plataformas líderes de streaming de videojuegos, por 970 millones. Bajo la división de Amazon Web Services (su plataforma de servicios en la nube), su crecimiento en cifras de actividad ha seguido imparable: cuenta 100 millones de usuarios mensuales activos. ¿Y en el negocio? El banco de inversión estadounidense Piper Jaffray estima que en 2020 podría valer 20.000 millones y generar 1.00 millones de negocio anual.
Cinco años atrás, en 2009, compró Zappos, una tienda online de ropa y calzado. Pagó 1.200 millones de dólares y lo incorporó a su portfolio de productos. Unos años después ha vivido un momento delicado con los experimentos en gestión empresarial de su consejero delegado que implicó la salida de más del 10% de su plantilla.
En 2012, Bezos quiso reforzar su posición en el lado de la robótica desembolsando 775 millones de dólares para hacerse con Kiva Systems. Cuatro años después, ya está a pleno rendimiento y ha desarrollado robots que, según los cálculos de Deutsche Bank, han supuesto un importante ahorro en la gestión de sus almacenes por todo el mundo.