“Hoy Apple va a reinventar el teléfono”. Resonó como uno de aquellos rimbombantes eslóganes a los que Steve Jobs tenía acostumbrada a la industria. Lo pronunció un 9 de enero del año 2007. Y era la forma de presentar el iPhone, aquel móvil que unificaba las llamadas, la música e internet en un mismo dispositivo. Nueve años después, este es uno de los productos más rentables de la industria tecnológica con más de 600.000 millones de dólares de ingresos y cerca de 1.000 millones de unidades vendidas.
Aquel 9 de enero la empresa de Jobs acababa de cerrar un buen año. Logró incrementar un 27% sus ingresos, hasta los 19.300 millones de dólares. El iPod se había convertido en el producto estrella, aunque su peso estaba repartido con el Mac, el ordenador de sobremesa que fue el origen de la empresa. Era el momento de dar un nuevo golpe con el que consolidar el regreso de la compañía tras una travesía en el desierto.
No fue hasta el 29 de junio cuando el iPhone aterrizó en las estanterías de las tiendas de Estados Unidos. Ese primer ejercicio fiscal de ventas apenas sumó 1,3 millones de unidades y permitió ingresar 630 millones de dólares a la empresa. Había ciertas dudas sobre si realmente canibalizaría a un iPod cuya principal función ya la tendría este nuevo móvil. Y la ralentización fue evidente: se lograron vender 51,6 millones de unidades (con un crecimiento muy inferior al del año anterior) y 7.600 millones de dólares de ventas.
En 2008 el avance del iPhone fue espectacular. Multiplicó por 10 el número de unidades y de ingresos hasta superar los 6.742 millones de dólares. Aun así, el ‘sorpasso’ al iPod (y también al ordenador Mac) se produjo en el ejercicio siguiente. Era sólo el comienzo. Desde esas fechas no ha hecho más que crecer. Incluyendo el segundo trimestre de este año 2016, en el que se ha percibido una cierta ralentización, suma más de 650.000 millones de ingresos.
Ralentización en ventas
Pese a que la escalada ha sido incuestionable, en 2013 empezaron a surgir las dudas sobre si realmente el modelo de negocio, con una importante dependencia hacia el iPhone, era sostenible. Si la compañía fundada por Jobs era capaz de seguir innovando con nuevos productos que replicaran el éxito del teléfono inteligente. Y la consecuencia fue un importante castigo en bolsa.
Después llegaron los dos móviles por lanzamiento, los modelos de ‘bajo coste’… Las ventas se sostuvieron al alza, hasta el primer trimestre de este año 2016 (segundo del año fiscal de la empresa). Fue ahí cuando, por primera vez en la historia, se percibió una rebaja en las ventas del iPhone. Se pasó de ingresar 40.200 millones de dólares durante el año anterior a pasar a 32.800. Durante el segundo trimestre esta tendencia a la baja se ha mantenido. El incremento de la competencia y la dura batalla en China, donde está encontrando importantes dificultades para crecer con marcas nacionales como Huawei o Xiaomi en pleno ‘rally’, son dos factores decisivos.
La reacción en bolsa no se ha hecho esperar. Los inversores han castigado a la acción. En el último año, la compañía ha perdido más de un 20% de su valor. Hoy su valoración bursátil supera los 520.000 millones de dólares.
El último trimestre
En los tres últimos meses -entre marzo y junio- el guión se ha repetido en esa desaceleración del negocio. Pero ha sido inferior a lo que esperaban los analistas del sector. En concreto, lograron vender 40,4 millones de iPhones (se esperaban 39,9 millones), lo que supuso una caída del 15%, y 9,95 millones de iPads (las previsiones señalaban 9,1 millones).
Y, al menos según las previsiones que comunicó al mercado la empresa este martes, la caída no va a ser excepción y se mantendrá. Se espera una caída importante en las ventas netas hasta los 45.500-47.500 millones de dólares (el año anterior fueron 51.500).
Previsiones para el futuro
Hoy por hoy, Apple es una compañía con una dependencia muy fuerte hacia el iPhone. Es su producto estrella y el artífice de siete de cada diez dólares ingresados por la empresa. En este tiempo, engulló al reproductor de música iPod que cayó en la irrelevancia en la cuenta de resultados. E hizo lo propio con el iPad, lanzado al mercado en 2010 y que tras tocar techo a comienzos del año 2014 no ha hecho más que caer en ventas.
El último intento por aportar ese revulsivo llegó en septiembre de 2014. En aquel momento, la compañía liderada por Tim Cook ponía sobre el tablero una nueva línea de producto: el reloj inteligente. Analistas y expertos esperaban que se convirtiera en ese tractor. La realidad es que no ha sido así. Y de hecho un informe de la firma consultora IDC, presentado la pasada semana, muestra que las ventas han caído un 55% desde que comenzara su comercialización a comienzos del año 2015.
Más allá del negocio, esta ‘era del iPhone’ también ha estado marcado por las críticas en la gestión laboral. En los tres últimos años han arreciado las denuncias por explotación de los trabajadores en las fábricas chinas en las que se producen, propiedad de la compañía Foxconn. La BBC publicó un reportaje a finales de 2014 que ahondaba en esa idea de explotación laboral. Tres años antes, en 2011, hubo una investigación sobre las condiciones de trabajo en una de estas factorías después de que tuvieran lugar varios suicidios.