A las grandes fortunas españolas les va la pasta (seca o fresca)... y también el arroz. Carceller y Oetker, dueños de la cervecera Damm, junto a los adinerados apellidos vinculados a la coca-cola Comenge y Gómez-Trenor han apuntalado en las últimas semanas sus posiciones en Ebro Foods, la mayor compañía de alimentación española con un valor en bolsa de 3.000 millones de euros y que tiene a los Hernández Calleja (16% como mayores accionistas) y a los March (10%) como segundos de a bordo. También está el Estado, que controla un 10% través de la SEPI, su holding de participaciones en empresas públicas y que son susceptibles de venderse.
Precisamente, la posibilidad de que el inversor público se desprenda de esta participación -valorada en unos 300 millones de euros- planea sobre la compañía desde que finalizó la reorientación de su negocio. Primero dejó a un lado el azúcar en 2009 con la venta de Azucarera a la británica ABF, dueña de la textil Primark. Un año más tarde se deshizo de la leche con la venta de Puleva a la francesa Lactalis en 2010. Simultáneamente, Ebro compró a la actual Deoleo su negocio arrocero SOS y, poco más tarde, comenzó a crecer en pasta con la compra de Panzani y media docena de compañías de este sector desde entonces.
El blindaje de los Carceller
En lo que va de noviembre, la familia Comenge Sánchez-Real, vinculados a las embotelladoras de Coca-Cola, no ha dejado de comprar acciones en mercado. Su participación se sitúa al borde de alcanzar el 3% del capital, casi un tercio mayor a la que tenía a finales de octubre. En concreto, sus compras desde entonces le han llevado a acumular cerca de 800.000 acciones de Ebro, o un 0,5%, una inversión valorada en 15 millones, según la cotización en bolsa de la compañía.
También ha reforzado su posición en la empresa Juan Luis Gómez Trénor, el que fuera segundo mayor accionista de Coca-Cola Iberian Partners, la empresa española hoy integrada en CC European Partners y que capitanea Sol Daurella. La participación del socio de Comenge en Coca-Cola se eleva hasta el 7,6% de la empresa de arroz, después de haberse hecho en el mercado con más de 400.000 títulos,valorados en algo más de 7,5 millones de euros. En ambos casos, la salida a bolsa antes del pasado verano de la empresa de refrescos les permitió vender parte de sus acciones, que ahora están redistribuyendo en sus otras inversiones, como Ebro Foods.
Estos movimientos accionariales también han puesto sobre aviso a la propia familia gestora de la compañía. Los hijos de Antonio Hernández Callejas, presidente de la empresa y su mayor accionista con el 15% del capital, han notificado al supervisor la compra de 22.600 acciones tras invertir unos 420.000 euros en la cotizada. De esta manera, la participación del clan familiar se sitúa en torno al 16%, porcentaje valorado en unos 480 millones.
Pero la operación más relevante de los últimos días sobre el capital de Ebro Foods la ha protagonizado Damm, que ha vendido en diferido la mitad de sus acciones en la compañía. En concreto, el grupo propiedad de los Carceller y Oetker emitirá bonos convertibles por acciones de Ebro Foods por valor de 200 millones de euros. Se trata de una emisión con vencimiento en 2023 con un cupón del 1% y que podrá ser canjeada por el 5% de acciones de Ebro, la mitad de la participación de Damm.
Oficialmente, Damm señala que destinará los fondos obtenidos (200 millones) para amortizar su endeudamiento intragrupo y “aprovechará para explorar oportunidades de crecimiento inorgánico (compras de empresas)”. No obstante, el grupo familiar ha vivido hace menos de dos meses a un golpe judicial y deberá hacer frente a un pago próximo a los 95 millones de euros a Hacienda, después de haber pactado el pasado mes de septiembre con la Fiscalía tras diversos delitos fiscales.