Telefónica ultima la cuarta subida de tarifas de los dos últimos años. Y lo hace con la misma estrategia que las anteriores: más datos a cambio de un incremento de precios. Pero se enfrenta a ello con dos golpes importantes asestados por dos de las comunidades más destacadas: Andalucía y Madrid. Ambas creen que engañó a sus usuarios al incrementar, por primera vez en enero de 2015, las facturas después de haber prometido que las ofertas de ‘Fusión’ eran para siempre. Pese a todo, mantienen sus planes de seguir incrementando las facturas el próximo mes de febrero. En paralelo, anuncian que recurrirán ambas decisiones que suponen un desembolso de más de 6 millones de euros.

“Para siempre”. Esa es la clave. Era parte del lema de Telefónica cuando en 2012 decidió sacudir el mercado de telecomunicaciones y presentar una oferta conjunta con móvil, fijo e internet. Y es la ‘coletilla’ que ha pesado en las sanciones de Andalucía (6,23 millones de euros) y Madrid (30.000 euros) por publicidad encubierta tras su primera subida de precios en 2015. La ‘teleco’ se escuda en que el cambio de condiciones fue anunciado con tiempo y se ofreció la posibilidad de darse de baja de ese producto ‘convergente’.

Estos dos golpes no frenan su planificación comercial. La ‘teleco’ mantiene sus planes de tarifas y su posición en contra respecto a estas denuncias. De hecho, anuncia un recurso ante ambas decisiones. Estudiarán a fondo ambas decisiones y en caso de que sea posible un recurso de alzada, lo presentarán. Si no lo es, acudirán a la vía contencioso-administrativa, según explicaron fuentes oficiales a este medio.

¿Más comunidades?

Pese a tratarse de una multa millonaria, este escenario no le es ajeno a Telefónica. La ‘teleco’ presidida por José María Álvarez-Pallete se ha enfrentado a sanciones de comunidades autónomas. Hace casi tres años, la propia Junta de Andalucía imponía tres sanciones que sumaban 920.000 euros por vulnerar los derechos de información de los usuarios.

Estas son las dos primeras comunidades que dan el paso de denunciar a Telefónica. Pero Facua denunció esta situación en las otras quince. “La inmensa mayoría de los casos decide no actuar: argumentan que trasladan el caso a la comunidad donde la empresa tiene su sede social o nos aseguran que es un tema que debemos denunciar en los tribunales”, explica su portavoz, Rubén Sánchez.

El ‘chocolate del loro’

Pero, ¿de cuánto dinero se trata? Realmente, la Junta de Andalucía es la más cuantiosa y no sólo incluye una sanción pura por publicidad engañosa (como hace la Comunidad de Madrid), sino que además exige una entrega del dinero que se ha ingresado gracias a ella. En concreto, reclama 5,3 millones de euros. Pero, según Facua, esa cantidad debería ascender a unos 70 millones de euros.

En las tres subidas anteriores, la compañía ha incrementado la factura del paquete convergente a sus clientes en hasta 15 euros. En total, de acuerdo a las estimaciones de la organización de consumidores, ha ingresado 600 millones de euros ‘extra’.

La macrodemanda de Facua, pendiente

Esta particular batalla surgida en el flanco de las comunidades no es la única que mantiene Telefónica por su política de subida de tarifas. La compañía declarará ante el juez el próximo 7 de marzo en la audiencia previa de la macrodemanda presentada en el Juzgado de lo mercantil número 8 de Madrid. En esa denuncia se incluyen algo más de 4.000 clientes afectados por el incremento.

La organización presentó la demanda a mediados de 2015, aunque la completó en enero de 2016 con la segunda subida de precios y en junio con la segunda. Esa vista previa podría dejar visto para sentencia el caso. En ese caso, podría haber un pronunciamiento definitivo en un par de meses. Sin embargo, cabe la posibilidad de que se alargue durante el próximo 2017.

Clientes cautivos y las críticas de la CNMC

Estos paquetes convergentes con los que las ‘telecos’ han construido su oferta comercial ya han sido señalados por la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC). En dos ocasiones han alertado de los efectos en la libertad de elección del usuario. “Si lo que queremos es fijo y móvil, que nos den fijo y móvil; si no queremos fútbol no tenemos que estar obligados a comprar fijo, móvil, fútbol, series…”, resaltó su presidente, José María Marín Quemada, en septiembre. “Hace que el consumidor tenga que adquirir servicios que a lo mejor no necesita, sin que haya alternativas atractivas a las que acudir, apostilló, convencido de que el “interés público es que cada uno pueda comprar lo que necesita”.

Uno de los efectos de esta tendencia no es sólo la creación de clientes más cautivos (el porcentaje de clientes que dejaron de utilizar Fusión en 2015 –denominado churn en el lenguaje de las 'telecos'- fue del 1,2%, según sus cifras) sino también que pagan más. Los ingresos medios por cada usuario han ido creciendo: a cierre del pasado año subían por encima del 7%, no sólo por la subida de tarifas, sino también por la migración de los clientes hacia paquetes de mayor precio (fibra y TV).

¿Más subidas en los competidores?

Una de las grandes dudas que genera está nuevo movimiento de Telefónica reside en la respuesta del mercado. ¿Qué ha sucedido en las últimas decisiones del líder del sector? Que, en la gran mayoría de los casos, fueron continuados por el resto de competidores.

En este caso, ni Vodafone ni Orange van a adelantar sus planes. Orange asegura que mantienen su posición de que la política de precios “responderá a las necesidades de mercado”. En el lado de Vodafone, insisten en que el sector español de telecomunicaciones es “muy competitivo” e insisten en que la clave radica en plantear una oferta “atractiva” para los clientes pero manteniendo ingresos con los que financiar los despliegues y las inversiones.

¿Y el cuarto operador? Masmovil es el que, al menos sobre el papel, tiene el papel de dinamizador del sector (y así lo cree el regulador, que ha respaldado su creación). Y su posición ante esta subida de Telefónica es clara: “No tenemos intención de cambiar los precios”.

Sea como sea, el sector de las ‘telecos’ se encuentra en plena recuperación de ingresos tras años donde la ‘guerra de precios’ a la baja castigó sus balances. En 2015 confirmaron el frenazo de la sangría sufrida desde 2008: frenaron la facturación hasta los 30.800 millones de euros.