“No sobra plantilla como queda demostrado por las jornadas de 10 horas de media que se está trabajando. Un aspecto que ha dejado de ser puntual para convertirse en sistemático”. Así resume Joan Sierra, secretario general de la Agrupación del Sector Financiero de Comisiones Obreras (CCOO), la actual situación del mercado laboral de la banca en España, en plena discusión con las patronales bancarias sobre la creación de un sistema de registro de la jornada.
Desde las entidades no piensan lo mismo, a tenor del goteo de reducción de empleados y cierre de oficinas. En 2008, bancos, cajas y cooperativas de crédito sumaban 271.000 empleados.
Hoy, según el responsable sindical, estarían en torno a los 185.000. Unos 95.000 en los bancos, en torno a 75.000 en las antiguas cajas reconvertidas y unos 18.000 en las cooperativas de crédito. Unos 85.000 empleados menos que, en su mayoría, prestaba sus servicios en las 15.500 sucursales cerradas desde 2008.
A la cola en bancarios por habitante
La disminución de personal deja a España como cuarto país por la cola de la eurozona -solo por delante de Finlandia, Eslovaquia y Estonia- en número empleados bancarios respecto a la población, con una ratio de poco más de 42 por cada 10.000 habitantes, cuando la media es de 59.
Y lo que queda. Sin cifras exactas a las que atenerse, los puntuales anuncios de las entidades apuntan a que, hasta 2018, se cerrarán 2.500 oficinas más y se prescindirá de otros 10.000 empleados, con lo que el recorte rondará los 100.000 empleados en una década. Un informe de Ahorro Corporación cuantifica en 21.000 los empleados de banca que saldrían entre 2016 y 2018 tras el cierre de 3.400 sucursales.
Bankia, BMN y ¿Popular?
Una reducción de personal del 30% -la registrada en los últimos ocho años-, provocada por el severo proceso de concentración acometido, con la desaparición de las cajas de ahorro -todavía pendiente la privatización de Bankia y BMN y ver cómo sale el Popular del atolladero en el que anda inmerso-, pero también por los nuevos hábitos de la clientela, que han dejado de acudir a las oficinas para realizar las operaciones a través de móviles e internet.
Como explica Ignacio Pérez, director de Red de Banca Comercial de BBVA, “el sector se está transformando y, en este contexto, se enmarca la digitalización, con clientes que interactúan cada vez más por internet”.
Un cambio profundo en el que la banca deberá buscar “un modelo óptimo de relación, que pasará por los canales digitales y por la transaccionalidad a través de los cajeros”, apunta el directivo de la entidad presidida por Francisco González.
Más allá de un mero asunto contable
Desde las entidades, evidentemente, el tema de los recortes no resulta cómodo de abordar. Por esos, sus responsables se miran muy mucho plantear previsiones de nuevas salidas de personal. Se realizan sobre la marcha, en función de cómo evolucionen las cuentas.
Todo dependerá de la eficiencia, como suele comentar Carlos Torres Vila, el consejero delegado del BBVA, al ser requerido sobre la previsión de la entidad de mantener un ritmo de unas 2.000 salidas anuales de personal.
“No se trata de un mero tema contable ni hay planes previstos al respecto. Va más allá. Es una filosofía que no va a parar nunca, ligada a la evolución del cambio tecnológico que se está produciendo. En este sentido, siempre hay potencial de mejora", reconoce.
Caixabank e Ibercaja, 1.000 salidas más
En ese goteo de salidas, ninguna entidad queda exenta. Caixabank, un año después de cerrar un acuerdo para prejubilar a unos 400 empleados, ha vuelto a plantear otro para provocar la salida de otros tantos trabajadores por la misma vía. Aunque, en esta ocasión, se plantea hacerlo remunerando las salidas a un menor coste. Desde que Caixabank integró Banca Cívica en abril de 2013, la entidad presidida por Jordi Gual ha prescindido de 6.200 empleados.
Por su parte, Ibercaja, en el marco de la política que viene siguiendo desde que en 2013 se quedó con Caja 3, quiere ir más allá. A los más de 800 empleados que han salido en los últimos tres años, podrían añadir otros 600 -el 10% de su actual plantilla- si prospera el expediente de regulación de empleo (ERE) que está siendo analizado por la entidad presidida por Amado Franco.
Desde el punto de vista contable, este progresiva reducción de las plantillas está permitiendo a los bancos reducir sus gastos corrientes de personal prácticamente cada mes.
Al inicio de la crisis financiera, en 2008, este cómputo rozaba los 18.000 millones de euros, se reducía a poco más de 14.000 millones en 2015. Y, ahora, ante la evolución de los datos registrados hasta septiembre de 2016, el coste, al cierre del pasado ejercicio, se situará en torno a los 13.600 millones de euros.