La perseverancia del Banco Sabadell en mantener la transparencia de sus cláusulas suelo, a pesar de la sentencia sobre la retroactividad total dictada el pasado 21 de diciembre por el tribunal europeo, había levantado gran expectación ante la comparecencia pública de la plana mayor de la entidad para presentar los resultados del ejercicio 2016.
Y su presidente, José Oliu, tras una hora de preguntas de los periodistas, terminó por explotar. “Mira que sois pesados”, se le escapaba ante la avalancha de cuestiones planteadas sobre el tema.
Un asunto delicado para las cuentas de la entidad, que el Sabadell abordaba de una forma sutil. Aunque el Banco de España había planteado que todas las entidades provisionaran, al cierre del pasado ejercicio, el importe total del impacto previsto, el grupo optaba por no hacerlo.
'Dejamos contentos a los auditores'
De los 490 millones calculados -”si todas las cláusulas fueran anuladas”, apuntaba Tomás Varela, el director financiero-, al final solo aportaban 410 millones, 130 en el cuarto trimestre de 2016, con los que el “impacto queda zanjado y dejamos contentos a los auditores”, reconocía Oliu.
El presidente del Sabadell justificaba no haber aportado los 80 restantes porque se trata de cláusulas suelo de hipotecados morosos, dejando entrever que las cantidades, potencialmente reintegrables a estos clientes, ya estarían cubiertas por la provisión derivada de la morosidad. Y lanzaba al aire una predicción, favorable a sus intereses en este asunto, relativa a que la cantidad provisionada “no se cubra nunca”, abriendo la puerta a que parte de esta provisión pueda ser revertida al balance de la entidad.
De haber provisionado por ese impacto total, el beneficio del Sabadell en 2016, en lugar de quedar plano, como lo ha hecho con esos 710 millones declarados -apenas 2 millones de euros más que en 2015-, se hubiera visto recortado en un 11%, hasta 630 millones.
Renegociadas la mitad de hipotecas
Ante la aplicación del Real Decreto Ley, aprobado por el Gobierno para abrir la vía extrajudicial que permita llegar a un acuerdo entre bancos e hipotecados, los responsables del Sabadell vienen a decir que, en líneas generales, es lo que llevan haciendo desde hace meses. “Hemos renegociado más de la mitad de los préstamos con suelo”, asumía Tomás Varela, el director financiero.
La posibilidad de que, como algunos han apuntado, los contratos refinanciados pudieran verse envueltos en futuros pleitos judiciales, la cortaba Oliu de raíz. “Tras renegociar el riesgo existente es cero”, afirmaba con rotundidad.
Mejor que no demanden, saldrán perdiendo
Y el propio Oliu avisaba a los clientes que no se avinieran a renegociar con el banco, y que decidieran finalmente acudir a los tribunales. “Todo el mundo es libre, pero no estamos seguros de que esa decisión acabe siendo beneficiosa para ellos”, alertaba.
En el día en que el ministro de Economía, Luis de Guindos, reconocía la necesidad de reformar la ley hipotecaria para incorporar a la legislación española la directiva comunitaria de 2014 sobre créditos hipotecarios, José Oliu se mostraba abierto a llevara a cabo algún tipo de modificación, pero muy limitada.
“No hacen falta grandes cambios. La ley vigente es muy buena y ha permitido que los españoles tengan su piso y hayan ahorrado”, comentaba Oliu. Además, zanjaba, “no se puede cambiar la ley porque a algunos les haya afectado. A la mayoría, no”.