Más de 345 millones de euros en los últimos dos años para garantizar que están plenamente operativas. Esa es la cifra que han recibido las grandes eléctricas, entre ellas Gas Natural Fenosa, Iberdrola y Endesa, para tener siempre a punto los más de 50 grupos térmicos de la treintena de centrales de ciclo combinado que están repartidas por toda España.
Se trata del concepto denominado “incentivo a la disponibilidad”. Básicamente, cada año se abona una suma a las eléctricas para que, en el caso de que no se pueda producir electricidad suficiente con las centrales ‘baratas’, como la hidráulica o la eólica (porque no haya agua en los embalses o porque no sople el viento) esas centrales, que transforman gas en electricidad, puedan comenzar a operar en cualquier momento. Por ejemplo, el año pasado sólo funcionaron al 10% de capacidad. No se necesitó más porque se podía tirar de energías más baratas. Es decir, los ciclos combinados sólo están ahí por si hacen falta y se les paga por ello.
Y eso es exactamente lo que ha pasado en los últimos días, en los que la luz en el mercado mayorista se ha disparado por encima de los 100 euros el megavatio/hora porque se ha tenido que producir luz con las plantas de ciclo combinado. Unos precios que no se alcanzaban desde finales de 2013. Entonces el Gobierno de Mariano Rajoy decidió cambiar el sistema de fijación de precios en ese ‘pool’ eléctrico. Ahora, en cambio, descarga cualquier modificación, aunque sí ha dicho que quiere averiguar si las eléctricas han cometido algún tipo de irregularidad. De hecho, el propio ministro de Energía, Álvaro Nadal, ha dejado caer que puede que no todos los ciclos combinados no estén funcionando como deberían.
Las dudas de Nadal
“Estamos estudiando si las centrales están cumpliendo su contrato”, aseguró este jueves en el Congreso de los Diputados, durante una comparecencia para explicar qué está pasando con los precios de la luz. Apuntó que su Ministerio está viendo “si las centrales están teniendo capacidad de respaldo y cuentan con suficiente gas almacenado”. Porque esa es otra, los precios del gas también se han disparado en las últimas semanas y las eléctricas han tenido que acudir a los mercados internacionales porque no tenían reservas de gas suficientes para que esas centrales funcionasen a plena capacidad.
¿A cuánto ascienden esos incentivos a la disponibilidad? En 2015, a 175 millones de euros. En 2016, algo menos, 170 millones, según las estadísticas publicadas por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Precisamente, el supervisor de los mercados está llevando a cabo un análisis, que inició en diciembre, para ver qué está pasando en el negocio eléctrico.
Así, en 2016, esos incentivos bajaron un 2,8%. Un recorte que el propio ministro Nadal destacó este jueves en su comparecencia en el Congreso de los Diputados para argumentar que el Ejecutivo ha dado pasos para bajar la factura de la luz. ¿Por qué lo argumenta? Porque los incentivos a la disponibilidad se pagan en la factura de la luz. Forman parte de los denominados peajes. Esa es la parte fija del recibo, el 40% que hay que pagar se consuma luz o no.
¿Qué se incluye en los peajes? Desde las primas a las energías renovables, a los costes de distribución (lo que cuesta el uso de las redes), las compensaciones a los sistemas no peninsulares (para que la luz no cueste más en Canarias y Baleares), el pago para que las grandes empresas dejen de tirar del sistema eléctrico en picos de consumo y evitar que se caiga el sistema...; y los pagos por capacidad. Dentro de estos es donde entran tanto los incentivos a la disponibilidad como a la inversión (que suman otros 500 millones entre 2015 y 2016). Con estos últimos, las eléctricas financian que esas centrales de ciclo combinado estén siempre listas.
Esos peajes también se van a pagar a lo largo de 2017, aunque están congelados. Es decir, se volverán a alcanzar los 170 millones de euros en concepto de incentivo a la disponibilidad.
¿Con qué energías se está produciendo luz?
Este viernes, cuando en España comenzó a llover, el ciclo combinado era cerca del 12% del mix energético. Otro 18% era nuclear, casi un 21% eólica, un 13% hidráulica y otro 21% a través del carbón. Hace un año, a mediados de enero, cuando la luz estaba a la mitad de precio, la producción con ciclo combinado rondaba el 5%, según los datos publicados por REE, el operador del sistema.
Hay que tener en cuenta que el sistema eléctrico funciona como una especies de cesta en la que entran todas las energías. Primero, las más baratas. Las últimas, las caras. Y es marginalista. Así, son las últimas centrales eléctricas en sumarse a esa cesta de producción las que fijan el precio de todas, independientemente de su coste inicial.
Que haya sospechas sobre las centrales de ciclo combinado no es nuevo. A mediados de 2015, había 13 centrales de ciclo combinado que no habían funcionado ni un solo día durante casi un año y medio, según los datos publicados por la CNMC y REE. Ese año, según la memoria publicada por la patronal de las eléctricas (Unesa), hubo cuatro centrales de ciclo combinado con producción cero. De otras siete no aportó datos sobre si produjeron o no.
Nadal reconoció en el Congreso que esos pagos e incentivos pueden replantearse e idear otro método para pagar a las eléctricas por tener capacidad instalada ‘ociosa’. Hace año y medio, la CNMC abogó, directamente, por echar el cierre a 3.000 megavatios (MWh) de ciclo combinado porque no estaban operativos.