Tal y como se esperaba, la delicada situación financiera de Toshiba ha provocado la dimisión de su presidente, Shigenori Shiga. Lo hace tras solicitar a la autoridad financiera retrasar, hasta el 14 de marzo, la presentación de resultados correspondientes a los primeros nueve meses del ejercicio fiscal nipón de 2016, para el que se prevé pérdidas multimillonarias debido al deterioro de los activos de su rama nuclear estadounidense.
Aunque la corporación japonesa dijo que la valoración final del monto dependerá de la revisión contable que la empresa completará en el primer trimestre de 2017 (abril-junio), los medios locales cifran las pérdidas en más de 700.000 millones de yenes (5.800 millones de euros/6.170 millones de dólares).
El anuncio de posponer la presentación no cayó bien entre los inversores del parqué tokiota, donde el precio de sus acciones cerraron este martes con un 8% a la baja, y llegaron a acumular una caída del 9,45%.
Investigación paralela
Asimismo, la empresa tecnológica, energética y de infraestructuras tiene abierta una investigación paralela sobre la devaluación de esta unidad, cuyas conclusiones aún no se han dado a conocer.
Toshiba ya se vio obligada a retrasar la presentación de sus resultados en varias ocasiones en 2015 tras destapar un grave escándalo de manipulación contable, por el que la empresa sobrestimó entre 2007 y 2014 sus ingresos por ventas en 224.800 millones de yenes (1.680 millones de euros).
La principal causa de estas pérdidas hay que buscarlas en la compra, realizada a finales de 2015, del constructor estadounidense CB&I Stone & Webster por parte de Westinghouse Electric, la unidad de negocio de energía nuclear de Toshiba en Estados Unidos.
La compañía mantiene un contencioso con Chicago Bridge & Iron, de la que adquirió la empresa, a cuenta de sus tasaciones de los activos y negocios de la constructora de plantas atómicas.