Carlos Torres Vila, el consejero delegado del BBVA desde mayo de 2015, ya sabe lo que percibiría caso de que fuera cesado y no trabajara para otra entidad durante 2 años. El importe de dos anualidades fijas. O, lo que es lo mismo, prácticamente 4 millones de euros.
Un blindaje que se hace extensible, en las mismas condiciones -salvo en la cantidad que, en su caso, se eleva a 1,6 millones- a José Manuel González-Páramo, director de Global Economic, Regulation and Public Affairs (GERPA), que fuera consejero del Banco Central Europeo (BCE) entre 2004 y 2012 antes de ser fichado por el BBVA en junio de 2013.
Se trata de una de las modificaciones introducidas por el banco, a propuesta de su comisión de retribuciones, y tras el análisis detallado realizado por McLagan y Garrigues, que deberán ser ratificadas por la junta de accionistas el próximo 17 de marzo.
Aunque el BBVA estableció, en marzo de 2015, la política de retribuciones para los ejercicios 2015, 2016 y 2017, se ha optado por introducir estas modificaciones a los efectos de alinearse con los nuevos requerimientos regulatorios, las mejores prácticas del mercado y la organización interna de la entidad.
Efecto de las cláusulas suelo y los tipos de cambio
Datos que han quedado recogidos en el informe anual de remuneraciones que el consejo del banco aprobó el pasado 9 de febrero, en el que destaca el efecto negativo derivado por una reducción del 7,4% del beneficio atribuido, por el impacto de los 404 millones provisionados para hacer frente a la devolución por cláusulas abusivas y, también, por la evolución negativa de los tipos de cambio.
Por estas contingencias, el presidente del banco, Francisco González, veía cómo en 2016 su retribución variable se reducía más de un 18%, a algo menos de 3 millones de euros, con lo que percibía un total de 4,92 millones, un 12% menos de los 5,57 millones con los que fue retribuido en 2015.
Una cantidad, la cobrada por el presidente de la entidad, muy por debajo de los 7,6 millones percibidos por el consejero delegado Carlos Torres Vila, debido a que, en su contrato, se mantiene un sistema de provisión para cubrir las contingencias de jubilación, incapacidad y fallecimiento. González dejó de percibirlo en 2015.
Torres Vila, 16 millones en el plan de pensiones
Así, las provisiones registradas hasta diciembre de 2016 para atender los compromisos asumidos con Torres Vila ascendía a 16 millones de euros, de los que el pasado ejercicio se dotaron 2,34 millones contra resultados y 836.000 contra patrimonio.
De cara al presente ejercicio, la junta del próximo 17 de marzo deberá ratificar el aumento de la retribución fija aprobada por el consejo, de manera que González percibiría 2,475 millones, un 26% más, hasta 1,965 millones cobraría Torres Vila, con un aumento del 2%, y 834.000 euros se embolsaría González-Páramo, un 4,25% más.
El banco justifica este aumento del fijo para que sea “lo suficientemente elevado para que pueda aplicarse una política flexible de los componentes variables, hasta el punto de que sea posible no pagarlos”, explica la entidad en su informe anual de retribuciones.
Retribución variable antes del 31 de marzo
Por lo que se refiere a la remuneración variable de 2016, los tres consejeros ejecutivos (González, Torres Vila y González-Páramo) percibirán, antes del 31 de marzo, el 50% de esta retribución, a partes iguales en efectivo y en acciones (en este caso a un precio de 6,43 euros por título).
El presidente sumará 734.000 euros y 114.204 acciones, el consejero delegado un total de 591.000 euros y 91.915 títulos, y el director de GERPA recibirá 89.000 euros y 13.768 acciones.
El restante 50% quedará diferido durante tres años, a percibir durante el primer trimestre de 2020. En ningún caso, se superarán el efectivo y los títulos anteriormente referidos, pero sí podrán verse reducidos - “incluso podrá ser cero”, apunta el informe de remuneraciones- si no se cumplen los objetivos.