Lee Jae-yong, heredero y número uno del grupo Samsung, la mayor multinacional de Corea del Sur, ha vuelto a ser detenido por su conexión con el caso de corrupción denominado "Rasputina", una amplia trama cuyo alcance legal continúa extendiéndose.
Lee, considerado uno de los hombres más ricos e influyentes del país asiático, fue arrestado por orden de un tribunal acusado de soborno y otros delitos, en el marco del escándalo que causó la caída de la presidenta Park Geun-hye y que también salpica a la cúpula de las principales empresas del país.
El magnate había logrado eludir una anterior petición de detención de la fiscalía por falta de pruebas, aunque en esta ocasión el Tribunal del Distrito Central de Seúl ha ordenado su arresto al tener en cuenta los "nuevos cargos y evidencias adicionales" presentados, según el dictamen.
Los investigadores sospechan que el directivo, de 48 años, autorizó el apoyo financiero de Samsung a Choi Soon-sil, amiga íntima de la presidenta Park Geun-hye y apodada la "Rasputina surcoreana", a cambio del visto bueno del Gobierno en un acuerdo de fusión de dos de sus filiales.
La fiscalía presentó pruebas adicionales sobre los cargos de soborno, y también acusó al máximo responsable de Samsung de obstrucción a la justicia y de violación de la ley sobre la transferencia de activos en el extranjero.
Lee y otros responsables de Samsung han admitido haber abonado unos 43.000 millones de wones (35 millones de euros) a entidades supuestamente controladas por la "Rasputina", apodada así por su amistad con la presidenta y su capacidad para influir en decisiones del Gobierno.
El detenido es nieto del fundador de Samsung, Lee Byung-chul, y asumió las riendas del conglomerado, aunque no de manera oficial, el pasado octubre después de que su padre, Lee Kun-hee, sufriera un infarto en mayo de 2014 que lo mantiene hospitalizado y sin habla.
La noticia ha sembrado inquietud en el sector privado surcoreano por sus eventuales efectos colaterales sobre la economía nacional, de la que el grupo Samsung representa casi un 20%, así como por la posibilidad de que otras empresas sean objeto de medidas judiciales similares.
Empresas implicadas
Hasta 53 compañías -entre ellas otras de las mayores del país como SK hynix, Lotte, LG o Hyunday- están bajo investigación de las autoridades por su supuesto papel dentro de la trama de la "Rasputina", a la que habrían contribuido con 77.400 millones de wones (63 millones de euros).
El escándalo también ha reavivado el recelo en la sociedad surcoreana sobre los "chaebol" (grandes conglomerados empresariales), debido al carácter hereditario de sus altos cargos y sus vínculos con el poder.
El impacto negativo de la detención de Lee "se expandirá a la percepción del sector empresarial en su conjunto, más allá de la imagen del directivo y de Samsung", señaló la Asociación Comercial Internacional de Corea (KITA), una de las principales patronales del país.
Otros expertos surcoreanos, en cambio, creen que Samsung tiene capacidad para encajar el golpe a corto plazo, aunque recuerdan que la empresa arrastra una crisis de credibilidad a raíz del fiasco del Galaxy Note 7, el modelo de alta gama retirado del mercado el año pasado por los repetidos casos de combustión.
En cualquier caso, la ausencia de su líder de facto obligará al mayor fabricante mundial de teléfonos inteligentes a suspender temporalmente planes de inversión y otras decisiones relevantes que sólo podían ser autorizadas por el propio Lee, dijeron fuentes de la empresa a la agencia local Yonhap.
Lee permanecerá detenido mientras la fiscalía inicia formalmente su imputación en un plazo de hasta veinte días, y su posterior procesamiento podría prolongarse tres meses.
Las acciones de Samsung Electronics, uno de los valores de más peso en la Bolsa de Seúl y empresa principal del conglomerado, llegaron a caer hoy casi un 1,4% tras conocerse la decisión judicial, aunque estas pérdidas se moderaron y cerraron en el 0,47%.