“Si un ahorrador español, con una inversión de 50.000 euros, hubiera podido acceder durante la crisis al mejor tipo de interés ofrecido en los países de la eurozona, habría ganado 4.000 euros más de lo que ha obtenido por sus depósitos garantizados a un año”, asegura Lorenzo Dávila, uno de los dos economistas que, junto con Pablo Vásquez, ha elaborado un estudio sobre la divergencia de tipos de interés a depósitos minoristas en la eurozona.
Además, la menor retribución a los depositantes españoles va a más, según Dávila, director de Investigación de la escuela de negocios IMF, ya que casi la mitad de esos menores retornos se han concentrado entre 2015 y 2016. “El año pasado, por 50.000 euros, un depositante español obtuvo apenas 250 euros, por los 1.300 logrados con la mejor remuneración otorgada en Europa”, cuantifica el economista.
Convergencia al principio de la crisis
A partir de aquí, y retrocediendo hasta 2008 -año en el que empiezan a diverger los tipos ofrecidos a los minoristas por sus depósitos garantizados a un año- las diferencias se van estrechando poco a poco, hasta alcanzar la práctica convergencia al principio de la crisis. En 2015, por los 50.000 euros, se obtuvieron en España unos 350 euros, mientras que, por el mejor interés de la eurozona, hubo un retorno, para el mismo capital invertido, de unos 1.200 euros.
El estudio ha quedado delimitado a los 5 países más grandes de la eurozona (Alemania, Francia, Italia, España y Holanda) -representativas del 82% de la Unión Monetaria-, utilizando como variable el Producto Interior Bruto (PIB) a precios nominales. Y sitúa 2008 cómo el año en que se produce la gran ruptura entre lo remunerado en España y en el resto del países.
Entre 2004 y 2008, la pérdida de la remuneración de los depósitos muestra una tendencia decreciente, con una convergencia de los tipos ofrecidos por los bancos españoles y los de las entidades del resto de países.
La brecha, de 33 a 1.500 millones
De los 400 millones menos conseguidos por los depositantes españoles en 2004 respecto a los del resto de la eurozona, a una reducción de la brecha de tan solo 33 millones en 2008. A partir de aquí, en 2009, la divergencia se dispara a casi 600 millones, y superaba los 1.500 millones en 2016.
El análisis llega a la conclusión de que una de las razones que están detrás de esta menor remuneración, según Pablo Vásquez, experto en Risk Management y uno de los economistas que han elaborado el estudio, es “la mayor regulación de de capitales que se ha exigido a los bancos españoles, que ha obligado a remunerar otras cosas, no los depósitos”.
Pero, aun reconociendo esta realidad, Lorenzo Dávila cree que la gran divergencia se produce por la inexistencia, para los depositantes españoles, de “una movilidad real de capitales. Sobre el papel existe, pero, a la hora de verdad, no llega a producirse”.
Lastre de la mentalidad financiera española
A la vista de los datos del Banco Central Europeo (BCE), durante 2016 el tipo medio de estos depósitos en España se situó en 0,22%, comparado con el 1,59% en Holanda, el 1,25% en Francia, el 1,1% en Italia y el 0,32% en Alemania.
Al margen de los aspectos financieros y regulatorios, Dávila no deja pasar por alto “el lastre de la mentalidad financiera española. Ahora, hemos empezado a gastar más con tarjeta que en efectivo porque no nos fiábamos, cuando en Dinamarca desaparecerá el cash en 2018”, comenta.