La voz de Philippe Gelis fue una de las más críticas con la banca tradicional. Es cofundador de Kantox, una de las grandes compañías del sector tecnológico en las finanzas (fintech) en España, fundada en 2011 y dedicada al intercambio de divisas internacionales por parte de las empresas. Ahora quiere convertirse en uno de sus aliados. La compañía negocia con hasta cinco grandes bancos internacionales. El objetivo: ‘prestar’ su tecnología como marca blanca a esas entidades.
El cambio de discurso se fue fraguando un tiempo atrás. No sólo por Kantox, sino por otras de las compañías tecnológicas que tratan de retar (y ganar) a la banca más tradicional con sus servicios. El giro era evidente desde una dura (y enconada) competición hacia una mayor colaboración. Y la compañía fundada por Gelis y Antonio Rami es el ejemplo más paradigmático.
Marca blanca
La compañía negocia ahora con cinco entidades internacionales. “Tenemos conversaciones con cinco bancos grandes para colaborar con ellos”, asegura Gelis a EL ESPAÑOL. ¿Algún nombre? “Son entidades globales”, se limita a decir el directivo. ¿Cuál sería el papel de la ‘startup’ en una alianza con un gran banco? “En algunos casos haremos alianzas tecnológicas con ellos y otras ofreceremos nuestra tecnología con marca blanca para sus plataformas”, apunta.
En algunos casos haremos alianzas tecnológicas con ellos y otras ofreceremos nuestra tecnología con marca blanca para sus plataformas
Esta modalidad no es nueva para el sector llamado ‘fintech’. Hay otras compañías del sector que ya se plantean esta forma de explotar su tecnología con el que, hasta hace no mucho tiempo, era el ‘enemigo’.
No sólo hay apetito, según él, para firmar estos ‘pactos’, sino también para entrar en el capital de Kantox. “Hay mucho apetito para invertir en Kantox y quieren estar implicados en el capital”, asegura el directivo. Hasta ahora, no ha aterrizado ninguna entidad ‘tradicional’ en el accionariado, que está controlado por grandes de la inversión en Francia como Partech Ventures o Idinvest Partners y otros fondos españoles como Cabiedes & Partners.
El negocio en España
Desde su fundación en 2011, la compañía ha recibido 17,5 millones de euros en cuatro rondas de financiación. La última ampliación de capital tuvo lugar en mayo de 2015. “Queremos consolidar la empresa sin tener que levantar mucho más dinero”, asegura Gelis. Es por eso que asegura no tener prisa para una nueva inyección. “Puede ser que se lleve a cabo en la segunda parte de este año, pero queremos salirnos de este juego en el que hay muchos actores levantando mucho dinero; tienes que justificar lo que has levantado y las valoraciones…”, apunta. Pero, ¿hay caja suficiente para continuar? “Sí hay caja suficiente.
La compañía aspira a alcanzar el ‘break-even’, es decir el punto de equilibrio entre gastos e ingresos, a lo largo de este año. La fotografía general de la compañía no se refleja en las cuentas de la empresa española. Ésta sólo se dedica, como sucede con otras multinacionales, a la promoción y distribución de los servicios en España. Con esta sociedad, los ingresos en 2015 fueron de 3,2 millones de euros (frente a los 2,1 millones de un año antes), con un beneficio de apenas 120.000 euros.
¿Y la fotografía global? “Nunca damos cifras, pero avanzamos bien, tenemos clientes cada vez mayores y tenemos un camino sano; tanto en fintech, como en otros sectores, crecer rápido no es tan importante como construir un negocio sólido, único y con tecnología”, apunta Gelis.
Cambio en el modelo
Durante años aceleraron de manera muy fuerte para captar a clientes que utilizaban su plataforma para intercambiar divisas a unos precios muy inferiores respecto a las comisiones cobradas por los bancos tradicionales. En septiembre de 2015 alcanzaron los 2.000 millones de dólares intercambiados en todo el mundo (1.000 de esos millones se consiguieron en ocho meses). Siguiendo ese ritmo hoy deberían estar muy por encima de los 4.000 millones de dólares. Sin embargo, según su web se sitúan en 3.840 millones.
En este contexto, la empresa no quiere crecer en volumen y basar su negocio en comisiones con precios bajos, sino que han tratado de dar un paso más allá. “Ser el más barato no era suficiente y hemos introducido una capa de ‘software’ mucho más único y con mucho más valor para nuestros clientes más grandes, que facturan más de 100 millones de euros”, resalta Gelis.
Esa capa de tecnología permite conectar la plataforma de Kantox con la del cliente. ¿Qué permite? Automatizar las operaciones en divisas diarias y además gestionar la política de riesgo de cambio. “Antes ofrecíamos menos comisiones y ahora ofrecemos la gestión del riesgo automatizado”, explica.
¿Qué pasa con el ‘brexit’?
La compañía nació en España, pero radicó su matriz en Londres. La razón hay que encontrarla en las facilidades de regulación de un mercado financiero mucho más maduro que el español. Tras el ‘sí’ a la salida del país de la Unión Europea, la compañía tiene un plan de salida del mercado “por si hay que activarlo”. El fin último es conseguir la licencia para operar y estar regulado en otro país distinto. “Es un falso problema que gasta tiempo y dinero y es absolutamente inútil para el negocio en sí”, advierte Gelis.
Pese a todo, la empresa cuenta desde el ejercicio 2015 con una estructura corporativa aún mayor en territorio británico. Según explica la propia memoria de la filial española, se transmitió a la matriz británica la unidad productiva del soporte técnico y la de apoyo de gestión a la prestación de servicios. ¿Qué queda en España? Kantox mantiene una sucursal de la inglesa y la sociedad local. Ésta última se dedica, principalmente, a la promoción de marketing de sus servicios.