A Juan Luis Cebrián, más cuestionado que nunca, se la agota el tiempo. Antes de que expire 2018 el grupo Prisa tiene que hacer frente al pago de deuda por valor de más de 950 millones de euros. Por ello, el grupo mediático intenta vender Santillana a contrarreloj. En este contexto, este martes el presidente del grupo mediático intentaba calmar a sus accionistas y reafirmar su poder con un comunicado inaudito publicado tras el cierre del mercado.
Los desvelos de Cebrián y sus socios parten de un tramo de la abultada deuda de Prisa. El conglomerado mediático, que perdió 68 millones el año pasado, debe 1.500 millones a los bancos. De ellos, 950 deben abonarse antes de que acabe el próximo año, porque así se estipuló en la última refinanciación de su deuda.
En esta tesitura, a finales de 2016 el consejo de administración llegó a la conclusión de que la única forma de salir airosos de esta situación límite era (y es) deshacerse de su preciado negocio editorial. La venta de Santillana como tabla de salvación para un grupo que ha ido menguando en los últimos años con las ventas de Digital Plus, la participación en Mediaset, una parte de la propia Santillana...
Respuesta inaudita
La citada maniobra de Cebrián en forma de comunicado llega después de que varios medios hayan publicado en los últimos días que se ha estancado la venta de Santillana, joya de la Corona del extinto imperio edificado por Jesús de Polanco, y que, a raíz de dicho estancamiento, el holding ya se plantea vender algún otro de sus activos.
En el texto hecho público por Prisa se niega que la venta de su negocio editorial esté en punto muerto -"esperamos ofertas vinculantes en las próximas semanas"-, se desmiente que se busquen otras operaciones alternativas y también se remarca -aunque de forma indirecta- que el presidente ejecutivo cuenta con el apoyo de todo el consejo de administración.
"Rumores falsos"
Además, se cita a "un portavoz" sin identificar que denuncia que "los rumores falsos difundidos podrían responder a una operación tendente a entorpecer los planes de acción de la compañía". Un comunicado, en definitiva, tan taxativo como inaudito que pretende tranquilizar a los accionistas y que evidencia cierto nerviosismo por las mencionadas informaciones.
Más allá del comunicado, lo cierto es que los accionistas del holding de medios presionan para que haya una solución cuanto antes y ponen en entredicho la gestión del presidente ejecutivo. A sus socios les queda poca paciencia. A Cebrián se le acaban el tiempo y el crédito.