“Esto es un polvorín que está a punto de estallar”. La advertencia es de Delmiro Caamaño, un taxista gallego que se unió a la manifestación de este jueves en el centro de Madrid. La movilización es la antesala de una primavera caliente contra las administraciones y contra Uber y Cabify.
Varios miles de taxistas en Madrid (unos 5.000) y Barcelona (unos 6.000) salieron a las calles de ambas capitales para advertir: la guerra continúa y está más reavivada. El incremento de licencias de VTC (vehículos con conductor) y la “pasividad” de las administraciones son los factores señalados por un colectivo que advierten de una posible huelga general en los próximos meses.
Una liberalización ‘de facto’
El primer aspecto que sobrevuela en esta batalla es el aluvión de licencias de vehículo privado con conductor (VTC) –las que usan estas compañías tecnológicas- que se ha producido en el mercado en los dos últimos años. Anteriormente, la convivencia del sector del taxi y el de estos vehículos era relativamente pacífica. Competían, aunque atacando segmentos diferentes: el de las VTC, con precios más altos y un servicio no basado tanto en tecnología, más centrados en un público de negocios (ejecutivos y particulares de alto poder adquisitivo) y el taxi a un público más general. ¿La razón? Por cada 30 taxis existía un VTC. Era la limitación que se impuso durante años en la regulación. Pero el statu quo estalló hace un par de años.
Esa limitación saltó por los aires en el momento en el que llegó la primera sentencia favorable del Tribunal Supremo a una concesión de una licencia de VTC reclamada en el periodo de liberalización del sector impuesta por una ley del año 2009 (Omnibus). La realidad es que la proporción es una quimera en las dos principales ciudades, según los últimos datos aportados por el Ministerio de Fomento. En Barcelona hay una VTC por cada 14,5 taxis, mientras que esa ratio en Madrid es justo la mitad: 1 por cada 7,7.
Y lo más importante: este incremento va a continuar en el tiempo. Existen otras muchas sentencias judiciales pendientes de ser emitidas. Desde el sector de la VTC estiman que durante los dos próximos años se sumarán hasta 3.000 autorizaciones en Barcelona e, incluso, más de 3.500 en Madrid. “En total, por lo menos, sumarían en torno a 10.000 en toda España”, explicó el abogado de Unauto, José Andrés Díez.
El crecimiento de estas plataformas
La consecuencia evidente es el crecimiento de estas compañías que siguen ganando terreno en un negocio, el de la VTC, que se ha popularizado entre ese gran público (con unos precios más bajos) y hoy compite más que nunca contra el taxi. Ninguna de las dos compañías aporta cifras de su actividad tanto en como en Barcelona. Pero es claro su crecimiento significativo en los dos últimos años.
¿Y en el lado del taxi? Las consecuencias tampoco están medidas. Aunque desde el colectivo sí argumentan que la actividad de estas compañías está impactando en las cifras de negocio de sus profesionales. “Está afectando a su economía; les están quitando el trabajo y está bajando la recaudación, obviamente”, aseguró Leal, sin ofrecer ningún dato concreto.
Este incremento de la actividad de Uber y Cabify se debe también, según los taxistas, a su incumplimiento de la normativa de recogida de viajeros, lo que les lleva a competir de manera directa con el taxi. Ante este escenario, el colectivo les ha exigido una mayor vigilancia por parte de la Policía Municipal en Madrid. “Venimos pidiendo que instruyan a la Policía Local en materia de transportes para poder sancionar, no sólo a las VTC sino a nosotros para dar un mejor servicio”, apuntó Leal.
La reacción de los ayuntamientos no se ha hecho esperar. Y en los dos casos ha sido muy similar, mostrando su apoyo al sector y advirtiendo de que pondrán sobre la mesa todas las medidas que sean necesarias. En el caso de Madrid, la concejal de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, ha anunciado que se incrementarán los controles policiales sobre las “captaciones ilegales” de clientes denunciadas.
“Que el Ayuntamiento no trate con ellos”
Al margen de la vigilancia, las competencias generales de transportes se encuentran en el Ministerio de Fomento. Sin embargo, el primer golpe en Madrid ha sido contra el Ayuntamiento de la capital. No sólo en materia de vigilancia. También respecto al trato que éste le ha dispensado a estas dos empresas. “Llevamos año y medio reclamando al Ayuntamiento que salgan públicamente a decir que no tienen nada que ver con estas empresas y no han sido capaces; queremos que no hable con empresas multinacionales que lo que quieren es quitarle el control al ciudadano de un servicio público”, apuntó Miguel Ángel Leal. “Están hablando con quien quiere matarnos”, resaltó.
En el caso de Barcelona, sucedió algo similar. Los manifestantes acudieron tanto al Parlamento de Cataluña como al Ayuntamiento. En ambos tuvieron entrevistas con algunos de sus responsables políticos. Pero la realidad es que las competencias sobre las licencias VTC y la potestad para modificar los reglamentos del transporte residen en el Ministerio de Fomento, mientras que muchas de las autorizaciones que están pendientes de ser concedidas se encuentran en el Tribunal Supremo.
Agresiones y duros enfrentamientos
La manifestación de este viernes llega como colofón a una escalada de tensión en el enfrentamiento entre ambos colectivos sucedida durante los últimos meses. Unauto, el colectivo que engloba a las licencias VTC, presentó recientemente una demanda colectiva en el que denunciaba agresiones a profesionales por parte de taxistas. Este mismo jueves se repitió el guión y volvió a advertir de ataques a conductores durante las movilizaciones tanto en Madrid como en Barcelona.
Las críticas durante las movilizaciones fueron muy duras contra Uber y Cabify. “A nosotros no nos importa competir, pero ellos no vienen a competir, vienen a sustituir el servicio del taxi por un servicio privado que precariza a sus trabajadores”, apuntó Leal. No sólo señalaron esa supuesta ilegalidad en el ejercicio de la actividad de transporte, sino también volvieron a incidir, como ya hicieran hace un año, en la política fiscal de estas compañías.
El presidente de Fedetaxi llegó a admitir ante los periodistas que sí se han dado agresiones y actos de violencia de algunos taxistas hacia profesionales de estas compañías tecnológicas. “Rechazamos totalmente cualquier agresión; tenemos que competir dando un gran servicio porque somos más y mejores… El sector no es violento y tenemos que ganar en la calle; en caso de que haya alguna agresión que actúe la Policía Nacional con todas las consecuencias”, advirtió.
Pero antes dejó claro que la situación actual representa “una provocación” para el sector del taxi. “Es una provocación porque se les está quitando el trabajo”, advirtió.
Una primavera caliente
Con todo, el sector advierte de que intensificará sus movilizaciones durante los próximos meses. Algunos líderes del colectivo dejaron caer este jueves durante la manifestación no sólo la posibilidad de más manifestaciones contra la Comunidad de Madrid o el Ministerio de Fomento, sino una posible huelga general. “De no producirse un cambio, multinacionales y consistorio se van a encontrar enfrente a los taxistas, pues no podemos aceptar que se propicie una sustitución de nuestro servicio por otro privado encubriendo la ‘expropiación’ sin justiprecio de nuestros activos”, advierten en la carta entregada a la alcaldesa de la ciudad, Manuela Carmena.
La tensión va ‘in crescendo’. Y las advertencias van hacia la misma dirección. La primavera en el sector del transporte será muy caliente. El polvorín, como aseguran ellos mismos, está a punto de estallar.