Mañana comienza la ampliación de capital de Sniace por la que pretende lograr 11,7 millones de euros. Es la segunda vez que la empresa amplía capital en el plazo de un año. En la anterior lograron 15,5 millones y fue un éxito.
Con la actual se emitirán hasta 116,9 millones de acciones nuevas a un precio de 0,10 euros por acción, igual que en la precedente. En caso de que se produzca la suscripción total de la ampliación, Sniace pasará a contar con un total de 350,9 millones de acciones de 0,10 euros de valor nominal. La capitalización actual de la compañía en el mercado bursátil español, previa a la ampliación proyectada, alcanza un nivel aproximado de 70 millones de euros.
A día de hoy, y según explica el presidente Blas Mezquita a Invertia, hay un compromiso de suscripción del 30/40%. Solamente con la decisión de sus accionistas Félix Revuelta y Sabino García de acudir a la ampliación para ejercitar sus derechos preferentes de adquisición, se llegaría al 20% del total, lo que implica una inversión de 2,34 millones de euros. A pesar de confiar en la operación de financiación, el máximo ejecutivo advierte que si quedase entre un 10% y 15% pendiente, recurrirían a fondos de inversión y otros inversores que podrían estar interesados.
El motivo fundamentalmente por el que el productor de celulosa busca ampliar los fondos propios, según explica su presidente Blas Mezquita a Invertia, tiene que ver con unas necesidades de inversión en la fábrica de celulosa, que empezó a producir en noviembre de 2016. Se necesitan entre 3 y 4 millones para aumentar su capacidad ya que ahora solo está funcionando al 40%. En definitiva, reforzar el proyecto industrial.
Además, una partida similar es la que Sniace destinará a la trasposición de una directiva comunitaria, más exigente con las emisiones de la combustión. En los próximos días ¿conoceremos el reglamento que afecta a las plantas de generación de vapor y combustión¿, añade Mezquita. Esas nuevas exigencias, por ejemplo en azufre, obligan a rotar parte de los fondos a un proceso de adaptación a la norma.
Por otro lado, el retraso de entre siete u ocho meses en la puesta en marcha de la planta de celulosa, obligó a la compañía a recurrir al circulante. ¿Parte de los fondos que captaremos en la ampliación irán a cubrir esos retrasos¿, matiza.
Blas Mezquita ha rechazado tajantemente que los fondos de la ampliación vayan a pagar a los acreedores, como así se está denunciando en prensa. Si bien reconoce la existencia de esa deuda privilegiada, consecuencia del concurso de acreedores, advierte que con la Agencia Tributaria y la Seguridad Social ya ha logrado un aplazamiento. Ahora, quedaría alcanzar acuerdos similares con el Gobierno cántabro y con el Fogasa, así como con algún ayuntamiento pequeño. Con el Ejecutivo de Cantabria ¿ya hay un principio de acuerdo¿ pero mientras se fijan las condiciones con unos y otros, esos 27 millones, de deuda total privilegiada, se contabilizan como deuda a corto plazo.
Si no se lograse el objetivo de los 11,6 millones, el plan B pasaría por dosificar las inversiones y recurrir más al circulante. En Sniace, pese a corregir su plan de viabilidad para este año e imputar una pérdida de 2,8 millones frente a unas estimaciones de beneficio de 10,8 millones, no pierden la esperanza, aunque la retrasan un año. Mezquita añade que ese beneficio lo lograrán en 2018.