El futuro de Isolux, la empresa presidida por Nemesio Fernández Cuesta -el hombre que colocaron los bancos en sustitución de Luis Delso- vuelve a estar en entredicho. La negativa del Banco Santander a poner más dinero en el grupo de infraestructuras ha obligado a aplazar, hasta el próximo viernes, las cuentas anuales del ejercicio 2016.
Se busca dar tiempo al consejo a estudiar los resultados de un ejercicio marcado por operaciones corporativas y una compleja refinanciación, y ganar horas en busca de un crédito, de 300 millones de euros, que ayude a soportar los costes de estructura en el presente ejercicio y que posibilite lanzar proyectos viables.
Isolux tiene dividida su deuda en tres tramos: el A engloba 377 millones, incluida la inyección de 200 millones en dinero nuevo que aportaron los acreedores para que la compañía pudiera salir adelante; el tramo B alcanza los 550 millones, y el C, de deuda convertible, agrupa créditos por 1.409 millones. El nuevo préstamo se agruparía en el primero de los segmentos de deuda y su entrega no entrañaría alteraciones en la composición del capital.
CaixaBank, Santander y Bankia, los tres mayores acreedores financieros, suman el 30,5% de la deuda. Por debajo de casi el 42% de capital que queda en manos de los bonistas.