Abengoa vivió otra sesión no apta para cardíacos. Las acciones de clase A del grupo de ingeniería se desplomaron un47,99%, mientras que las B cayeron un 44,44%, con la vista puesta en la avalancha de nuevos títulos que mañana inundará la Bolsa española. La compañía reconoce que el impacto dilutivo para el accionista va a ser del 95%, unas perspectivas que han hecho perder al valor la mitad de su capitalización bursátil en cuatro días, borrando de golpe su reciente rally bursátil del 150%.
La semana pasada, los inversores se lanzaron en masa a invertir en Abengoa, tras la venta de su negocio de bioetanol en Europa y, sobre todo, ante las perspectivas de una inminente inyección de liquidez de 665 millones, un paso crucial para cerrar la reestructuración que le permitió esquivar la quiebra. Los títulos de clase A llegaron a dispararse cerca de un 150% en apenas cinco sesiones, mientras que la negociación se disparó hasta el entorno de los 500 millones, frente a una media diaria en 2017 inferior a los 30 millones.
Sin embargo, esta semana la euforia se ha esfumado después de que los acreedores inyectasen el capital prometido. Los inversores optaron por recoger beneficios, ya que el siguiente paso en el proceso de reestructuración del grupo es una ampliación de capital de 1.139 millones, ya aprobada por la junta de accionistas. En total, mañana comenzarán a cotizar 1.577 millones de nuevas acciones de clase A (con más derechos de voto) y 16.316 millones de títulos B (las más líquidas). La propia empresa reconoció ayer en una nota a la CNMV que esta avalancha de papel iba a tener un efecto dilutivo para el accionista del 95%.
Ante este escenario, Abengoa vuelvió a sufrir hoy las mayores caídas de la Bolsa española. Las acciones A se desplomaron un 48%, hasta los 0,272 euros; mientras que las B cayeron un 44,5%, hasta los 0,11 euros. En apenas cuatro sesiones, la compañía ha perdido un 60% de su valor en bolsa, borrando casi todo el terreno ganado con su rally de la semana pasada.
Con esta operación, a la que se suma una emisión de warrants, Abengoa da por finalizado el proceso de reestructuración que le permitió evitar el que habría sido el mayor concurso de acreedores de la historia de España. Este proceso contemplaba grandes quitas por parte de los acreedores, así como una reestructuración accionarial que dejaba a la compañía en manos de la banca.