De la misma manera, S&P ha situado la perspectiva del Popular en negativa, según un comunicado hecho público hoy.
El pasado 9 de febrero, la agencia de calificación ya empeoró de positiva a estable la perspectiva sobre la deuda a largo plazo del Banco Popular.
Ahora ha decidido rebajar su nota tras anunciar el Popular el pasado lunes que iba a cargar más provisiones en sus cuentas de 2016, lo que hará que las pérdidas de ese ejercicio aumenten en al menos 124 millones de euros hasta superar los 3.600 millones.
Aunque no será necesario que el grupo que preside Emilio Saracho reformule sus cuentas de 2016, que serán sometidas al visto bueno de los accionistas el próximo lunes, la entidad tendrá que hacer algunos ajustes contables durante la primera mitad del año.
Para S&P, el Banco Popular mantiene una situación de capital débil y su capacidad para generarlo de forma orgánica es limitada, por lo que considera necesario una nueva ampliación de capital para cubrir sus activos problemáticos.
El pasado lunes, el Popular anunció la dimisión de su consejero delegado, Pedro Larena.