Euskaltel está a punto de comprar la asturiana Telecable. Y más le vale. En su último informe, el analista de BBVA Ivon Leal, tradicional aficionado al valor de la operadora vasca, redujo su rating a ‘deshacer posición’ desde ‘comprar’ y bajó su precio objetivo desde 12,5 euros por acción hasta 8,8 euros.
Leal atacó especialmente el modelo de la vasca y su futuro. “Creemos que la compañía está a punto de enfrentarse a un escenario radicalmente distinto debido al rápido despliegue de fibra por Telefónica (80%) y Orange (55%), y a que el acuerdo de fibra mayorista que ha firmado Vodafone con Movistar le dará cobertura casi total de inmediato”.
Guerra a cuatro
El territorio de Euskaltel: País Vasco y Galicia, ha pasado a ser un terreno de cuatro operadores y eso se va a cobrar un precio en márgenes y generación de caja, lamenta el analista. “Puede que las acciones no parezcan caras, pero los riesgos apuntan al lado negativo”, subraya.
El analista reconoce la ventaja de la marca Euskaltel pero cree que perderá terreno y que deberá intensificar su actividad comercial para sostenerse. Si el objetivo declarado de la vasca es llegar a un margen del 50%, BBVA cree que en 2020 será del 46% y que eso perjudicará a su beneficio bruto de explotación a largo plazo.
Obligados a invertir
Considera que mantendrá el mismo número de clientes, pero sólo con despliegues de red selectivos en zonas cercanas, lo que implicará un gasto anual por encima de los 100 millones durante varios años.
Aunque el BBVA cree que la compra de Telecable está a la vuelta de la esquina, por unos 720 millones de euros, cree que diluirá más valor del que creará. Y eso que considera que habrá sinergias por 108 millones de euros, y otros 42 millones por dejar de ofrecer el fútbol, que Telecable sí compra y Euskaltel no.
“No vemos perspectivas de crecimiento a medio plazo”, lamenta. Una complicación evidente si se tiene en cuenta lo conservador del modelo de Euskaltel, enfocado en 'ordeñar la vaca'. Frente a eso, los razonables crecimientos de los asturianos que, liderados por Alejandro Martínez Peón y tras la entrada de Zegona, han mostrado más imaginación a la hora de buscar alternativas para mejorar el Ebitda.
Ordeñar frente a cazar
Es muy posible que estos planes se diluyan tras la compra. No está claro qué rol asumirá Martínez Peón, de querer seguir en la compañía, pero Francisco Arteche será el CEO, sí o sí, básicamente por su origen vasco y porque es una apuesta personal de Alberto García Erauzkin, el presidente.
Este no puede volver a equivocarse tras despedir con cajas destempladas y sin motivos basados en el rendimiento a su predecesor, Fernando Ojeda.
Martínez Peón, además, es el máximo accionista individual de Zegona y una de las partes más beneficiadas de la transacción. Después de vender tres veces la compañía parece difícil que no busque un cambio de aires.
Quedarse a largo plazo en una compañía tan conservadora no parece su estilo. Es más un cazador que un granjero. Y por lo que dice BBVA, incluso puede ser una mala idea no buscarse fuera la vida.