De hecho, la calificadora de crédito considera que los problemas de solvencia de Popular obligan a reducir de forma "acelerada" los activos no productivos que lastran su cartera, sin poder beneficiarse completamente de la reactivación del mercado inmobiliario.
"La recuperación del mercado inmobiliario es un factor positivo para los bancos que están más expuestos al sector inmobiliario", ha comentado al respecto la vicepresidenta adjunta y analista de Moody's, María Viñuela.
No obstante, Viñuela entiende que la recuperación del mercado de la vivienda se irá materializando "a lo largo del tiempo", por lo que reitera que Popular se encuentra "bajo presión" para mejorar su solvencia y acelerar la reducción de activos no productivos en un plazo de tiempo "más corto".
La entidad presidida por Emilio Saracho, a la que Moody's degradó el 'rating' hasta 'B1' el pasado mes de abril, dispone de activos improductivos por importe de 37.000 millones de euros --el 25% del total-- en su balance, en su mayoría relacionados con el sector inmobiliario, uno de los principales aspectos que le restan valor en una posible operación corporativa.
El banco, que se encuentra actualmente analizando todas las opciones estratégicas a su alcance, dispone aún de algo más de dos semanas para decidir si sigue adelante con el proceso de venta en el que se encuentra inmerso desde el pasado 16 de mayo, dado que se fijó de plazo hasta el 10 de junio para adoptar una decisión.
Por el momento, Popular no ha recibido ninguna propuesta concreta firme ni ha asumido ningún compromiso, por lo que no se descartaría por completo una ampliación de capital, tal y como afirmó Saracho durante la última junta de accionistas.
Entre las fortalezas de Popular que podrían atraer a sus compradores se encuentran su franquicia y su negocio de pymes, en el que la entidad es la primera en el sector con una cuota próxima al 18%.