No hay rastro de bandera blanca. Ni tampoco un pacto para lograr la paz. Y este martes, la posibilidad de que suceda alguna de esas dos cosas se ha alejado un poco más. El paro en el sector del taxi y la manifestación de Madrid ha sido un nuevo capítulo de un conflicto que sigue enquistado.
¿Por qué una movilización así ahora? ¿Se ha caldeado esa batalla? ¿Quién está ganando más posiciones de poder en este sector? Estas son las diez grandes claves:
1. Un seguimiento masivo: su capacidad de movilización sigue intacta
Una de las grandes armas del sector del taxi en toda España ha sido su capacidad de movilización. Durante años han logrado sacar a la calle a miles de personas en sus grandes reivindicaciones. Hasta el aterrizaje de estas nuevas compañías, hicieron valer su posición como servicio de transporte importante dentro de las ciudades.
Ahora, en esta particular batalla contra el avance de compañías como Uber o Cabify, este ha sido un recurso muy útil. Este martes el seguimiento ha sido masivo en las principales ciudades de España, justo donde la incidencia de estas empresas es más alta. Miles de personas procedentes de las principales comunidades autónomas se manifestaron en Madrid, mientras el servicio del taxi estuvo bajo mínimos con el paro general. Su capacidad de movilización se mantiene (casi) intacta.
2. La temperatura se dispara y el polvorín estalla
“Esto es un polvorín que está a punto de estallar”. Eran las palabras de Delmiro Caamaño, un taxista gallego, durante las manifestaciones del pasado mes de marzo en la capital madrileña. Tres meses después, la temperatura se ha incrementado varios grados. En esas movilizaciones apenas hubo momentos de tensión.
Este martes el ambiente estaba mucho más caldeado. La Policía Nacional detuvo a uno de los manifestantes en el arranque de la ‘comitiva’, en la zona de Atocha. Además, se vivieron momentos de mucha tensión en la zona del Congreso de los Diputados. Taxistas exigían la entrada a la Cámara alta, tratando de saltarse el cordón policial.
Pero este martes se puso de manifiesto la existencia de dos ‘almas’ en el sector: los que defienden una mayor agresividad y otros que quieren aplacarla. Durante esos momentos de tensión, un nutrido grupo de taxistas trataron de frenar los lanzamientos de objetos y los intentos de salto del cordón policial. Defendían que esas actitudes le hacían un flaco favor al colectivo.
3. El ala dura del taxi toma el control
Una de las grandes conclusiones que se extrae de la manifestación de este martes es el cambio de líderes: el ala dura del sector del taxi ha tomado más el control. Una de las organizaciones que apuestan por una mayor moderación en las reivindicaciones, Fedetaxi, mantuvo un perfil muy bajo, sin la presencia de su mediático presidente, Miguel Ángel Leal.
Y mientras tanto, quienes han ganado posiciones en este terreno son Élite Taxi, uno de los grupos más radicales de los surgidos en los últimos años, y otras plataformas cercanas como ‘Plataforma Caracol’. Es el otro ‘alma’ del sector. Quienes apuestan por movilizaciones mucho más duras, por radicalizar el mensaje y por convocar una huelga indefinida para finales de julio, que no es respaldada por otra de las federaciones, Fedetaxi. Uno de los apoyos que ha recibido es más que significativo: Hogar Social Madrid, la organización social vinculada a la extrema derecha.
“No somos violentos, somos pasionales”, defendía a EL ESPAÑOL uno de los principales líderes de Elite Taxi, Alberto Álvarez, más conocido como ‘Tito’ en el sector. Él argumenta que no hay violencia. Pero sí que argumenta a favor de pisar el acelerador en las manifestaciones: “Nos están hiriendo; están tocando a nuestras familias y lo que hacemos es defender lo nuestro”.
Álvarez reivindica algo: “Si el taxista se cree que puede cambiar esto no nos van a parar. Y lo que queremos es que se cumpla la ley”. ¿Respaldan los ataques a empresas como Uber o Cabify? “Estamos en contra de la violencia… ¿Cómo vamos a atacarlos?”, advierte. Pero justo a continuación defiende: “Pero estamos también en contra de la violencia de la administración contra nosotros… Esa es mucho peor. Eso es terrorismo de Estado. Vivimos en una dictadura encubierta donde ellos están expoliando a nuestro sector… Y cuando alguien rompe un coche nos dicen que somos terroristas. Pero, ¿y vosotros qué estáis haciendo? Están asesinando a 100.000 familias”.
4. Uber y Cabify piden amparo
En este contexto, Uber y Cabify han hecho un movimiento: piden, junto con la mayor asociación del sector VTC (Unauto), amparo judicial tras sufrir agresiones y amenazas durante la jornada del paro. Han enviado una carta abierta al ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, en la que solicitan la colaboración de las fuerzas y cuerpos de seguridad para frenar “el alarmante nivel de violencia” que sufre el sector VTC.
Al margen de este movimiento, tanto una como otra compañía, dianas de las principales críticas del sector, se han limitado a defender la legalidad de sus operaciones e, incluso, a impulsar la liberalización total del sector VTC.
5. El Gobierno sigue sin mover ficha
En este contexto, el Gobierno sigue sin mover ficha. Con un polvorín en llamas, el Ejecutivo no ha planteado ninguna medida más allá de defender un límite de una licencia de VTC frente a 30 de las de taxi que ya saltó por los aires hace dos años por la concesión de las primeras por vía judicial.
Más allá de los apoyos recabados por los principales partidos políticos, no ha habido ninguna iniciativa de negociación o de regulación por parte de las administraciones. El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, se limitó a asegurar este martes que incrementarán los controles sobre el mercado de VTC. Y advirtió algo: el marco legal para las VTC es “muy restrictivo” frente al del taxi, que es “muy favorable”.
Entre esos apoyos de los partidos políticos destaca el de Pablo Iglesias, líder de Podemos. Mostró, al igual que en ocasiones anteriores, su respaldo y estuvo presente durante las movilizaciones frente al Congreso de los Diputados. De hecho, recibió, junto al presidente de la Federación Madrileña del Taxi, un 'huevazo'.
6. Un conflicto internacional que también se percibe en Madrid
Este no es un conflicto exclusivo de España. En muchos países europeos y de otros continentes se ha vivido un enfrentamiento similar. Y el ejemplo más destacado es el de Jeff Cassidy, de 35 años. Paseaba en el centro de la manifestación este martes. Es hijo de un taxista con 40 años de experiencia en Londres y ha venido a Madrid sólo para protestar.
“He venido sólo para protestar contra empresas como Uber, que es una empresa muy peligrosa… En Londres, desde hace tres años, ha habido ataques a mujeres, un incremento de la contaminación y el tráfico; además muchos de los trabajadores de la empresa conducen 18 horas al día”, aseguraba a EL ESPAÑOL.
7. El aluvión de las VTC que no cesa y que encona el conflicto
En España hay un ingrediente añadido en este conflicto que, en parte, es la causa de que se haya enconado en los últimos meses: el aluvión de licencias de VTC concedidas a través de sentencia judicial y que ha hecho explotar la limitación de un permiso de este tipo por cada 30 para taxistas.
Gracias al agujero legal que dejó la Ley Ómnibus, aprobada en 2009 y que impulsaba la desregulación de algunos servicios, se ha duplicado el número de estas licencias en España. Sólo de enero a mayo se han sumado 350 nuevas licencias. Se espera que se supere la barrera de las 10.000 en los dos próximos años, a través de reclamaciones judiciales que se irán resolviendo en este tiempo.
8. ¿Campaña de publicidad?
Con estas movilizaciones muy dirigidas hacia dos compañías concretas, surge la duda sobre si es contraproducente. El publicista y presentador de televisión, Risto Mejide, publicó un tuit en su cuenta personal para defender cómo este paso dado por los taxistas puede ser una campaña de publicidad indirecta. “Medidas del siglo XIX para protestar contra negocios del siglo XXI. El resultado: hoy los taxistas les regalan todos sus clientes a Uber y Cabify”, apuntaba.
9. El prestigio social, en juego
En un momento como este, hay algo más en juego: el prestigio social. Y por eso, los dos lados se empeñan en afear la actitud del otro. Los taxistas recriminan el modelo laboral impulsado por estas compañías, con “bajos salarios” y falsos autónomos y defienden que más de 100.000 familias dependen de este servicio. Las empresas tecnológicas señalan, precisamente, movilizaciones como la de ayer y los ataques sufridos por conductores en los últimos meses.
Hoy, esta batalla también se juega en busca de aliados en el resto de la sociedad (y entre sus potenciales clientes) y de su empatía.
10. Más movilizaciones a la vista… ¿un paro general?
Con todo, la realidad es que las movilizaciones se mantendrán a corto plazo. Diferentes organizaciones del taxi advierten de que habrá más paros y manifestaciones durante el próximo mes de junio.
La duda reside en si el taxi echará mano a un paro general para el mes de julio como último recurso para presionar. El tiempo lo dirá.