La decisión del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) de aceptar la reducción del plazo de tres años para solicitar la ampliación de vida útil de una central es “algo sensato”. Así lo defiende el presidente del Foro Nuclear, Ignacio Araluce, quien ve en la resolución una vía para que se debata, con más tiempo, el mix energético que necesita el país y las operadoras de las centrales puedan posponer su decisión sobre si solicitar o no la ampliación de las licencias hasta conocer el marco jurídico en el que se desenvolverían.
"La resolución supone un cambio. Hasta ahora, para la renovación se pedía el envío de la solicitud con tres años de antelación y con la resolución tomada este martes se permitirá hacerlo cuando se tenga una aproximación más precisa y detallada del futuro marco energético en el que se van a mover", ha dicho Araluce a periodistas en la presentación del informe de resultados nucleares de 2016.
La normativa actual marca que las plantas deben empezar los trámites de renovación de licencias tres años antes de que expiren. En esta circunstancia están, precisamente, la central extremeña de Almaraz (operada por Gas Natural Fenosa, Iberdrola y Endesa), que debería presentar la petición durante la próxima semana al cumplir ya su cuarta década en operación; y la central de Vandellós, de Endesa e Iberdrola, cuyo plazo para pedir la renovación cumpliría a finales de julio. La decisión del CSN llega en un momento clave para el sector ya que las empresas eléctricas que operan las centrales no tienen una postura unánime sobre si continuar o no con las centrales debido a los costes y su viabilidad.
Un ejemplo de esta división es la postura que han manifestado los dos operadores de Garoña, Iberdrola y Endesa. Mientras que la primera se ha mostrado reacia a la reapertura de la central por considerar que no es rentable debido a la alta carga impositiva, Endesa defiende su operación.
La propuesta del Gobierno, avalada por el CSN, permite que la solicitud se plantee como máximo “dos meses después” de la aprobación del Plan Integral de Energía y Clima, documento que establecerá la apuesta de España para reducir las emisiones y cumplir con el Acuerdo de París y que tendría que estar listo para enero del próximo año.
Este cambio, sin embargo, no repercute sobre los plazos para realizar los estudios técnicos pertinentes, indica Araluce. “No implica que los operadores no envíen, en tiempo y forma, los documentos para realizar los estudios previos”, ha indicado el presidente de Foro Nuclear.
El cambio en los plazos, ha señalado, no afecta a la evaluación técnica necesaria que se realiza a las plantas que permitiría esa ampliación de la licencia. Por tanto, en el caso de Almaraz, se deberá enviar la documentación para su estudio técnico este junio, pero cuenta con más margen para realizar la petición formal de renovar o no.
Consultado sobre la situación en que se encuentran las plantas de Almaraz, cuya vida útil concluye en 2020, y la de Santa María de Garoña, cuya reapertura pende aún de la decisión que tome el Gobierno próximamente, Araluce subrayá que ambas cuentan con “una salud técnica excelente”. “Se tienen en mente los 40 años de vida útil como límite, pero es un error de base”, expone el experto, quien ha defendido las importantes inversiones que ha realizado el sector no sólo tras el accidente nuclear de Fukushima, sino para mejorar las plantas.
La nuclear, parte del mix renovable
En 2016, las centrales nucleares fueron la primera fuente de producción eléctrica, con una aportación del 21,39% al sistema eléctrico español, es decir 58.578 gigavatios. Este tipo de energía es “una fuente de producción imprescindible por su disponibilidad, fiabilidad y seguridad de suministro. Es, además, una energía que no produce emisiones contaminantes”, sostiene Araluce.
El presidente del Foro de la industria nuclear argumenta que para cumplir con los objetivos comunitarios comprometidos para la próxima década, “la energía nuclear es fundamental para cumplir los objetivos para 2030” y que no hay “ninguna incompatibilidad” con la entrada de renovables en el mix energético que se configure para lograrlo. “Nosotros no combatimos otras energías”, afirma. Actualmente, la nuclear supone más del 35% de la electricidad sin emisiones contaminantes que se genera en España.
Actualmente, toda la generación eléctrica del país produce 260 teravatios/hora, desglosados en 100 TW térmicos -con emisión de gases contaminantes-, 40 TW hidráulicos, 60 TW nucleares y 60 TW renovables. Para reducir las emisiones de CO2 y suprimir la energía nuclear del mix sería necesario “duplicar la potencia instalada renovable”. Pero, más allá, si se pretenden cumplir los objetivos marcados para 2030 sin nucleares, “habría que triplicar el parque renovable” para que exista una alternativa a los 160 teravatios/hora que ambas tecnologías aportan al mix, algo que bajo el punto de vista de Araluce es complicado dado el tiempo y la inversión que eso requeriría.
“No vemos posible la desaparición de la energía nuclear en la siguiente década”, sostiene y subraya que una de las claves del aporte nuclear a la matriz energética es precisamente su fiabilidad y seguridad, frente a la intermitencia de las renovables. “Nadie se plantea hoy que pueda producirse indisponibilidad de energía eléctrica”, matiza.