Con la integración, Santander superará a CaixaBank en activos en balance, será líder en el segmento de pymes y consolidará su presencia en el mercado portugués. Pero cuidado. La operación también conlleva algunos riesgos en forma de mayores gastos y provisiones para hacer frente a la 'parte mala' de la entidad presidida hace una semana por Emilio Saracho.
¿Aunque la compra del Banco Popular a 1 euro pueda sonar atractiva, el Santander asume muchos riesgos con la operación¿, indica Felipe López Gálvez, analista de Self Bank. Entre otros, el experto apunta a las posibles demandas que ya preparan los accionistas del Popular, que han perdido todo con la amortización de las acciones y la deuda AT1 y Tier2. "Hay además clientes que recibieron préstamos para acudir a la última ampliación de capital de 2.500 millones de euros celebrada en 2016, y posiblemente sí puedan recuperar parte de su dinero con las demandas", explica el analista.
Un gasto que correrá a cuenta del Santander, que además debe hacer frente al ladrillo que acumula Popular, y que ahora también pasa a ser parte de sus activos. "No descarto sorpresas negativas en la valoración de ciertos segmentos, como la parte de suelo. Puede ocurrir que la cantidad estimada sea distinta al precio de mercado", advierten los expertos.
Para hacer frente a estos retos, y asumir esa 'parte tóxica' del Popular, la entidad llevará a cabo una ampliación de capital a inicios de julio por valor de 7.000 millones de euros. Con ellos, se pretende asumir el déficit de provisiones y capital neto que provocará la integración. Este déficit ha sido cifrado en 9.100 millones de euros, a los que hay que descontar 2.000 millones de euros de capital social que tenía Banco Popular, y que según los expertos, ahora pasa a formar parte de los fondos propios de Banco Santander.
En el caso concreto del inmobiliario, la entidad se enfrenta a unas provisiones adicionales de 7.200 millones de euros, entre los 4.700 millones en activos inmobiliarios (de los que 2.700 son suelo), y 2.500 en mora inmobiliaria. Desde Santander indican que la cobertura en este segmento será del 69%, por encima del 52% que registra la media de competidores (con una menor exposición al sector):
El volumen activos tóxicos del Santander aumenta notablemente con la operación. Actualmente, la entidad cuenta con 10.700 millones de euros en activos improductivos, entre los 4.700 millones de inmobiliario no estratégico y 6.000 millones de créditos en mora. Ahora, debe incorporar más de 36.000 millones de euros (en bruto) de los activos improductivos del Popular, en los que se engloban los activos inmobiliarios y los morosos (29.800 millones de euros), más la mora no inmobiliaria (7.000 millones de euros).
Desde la entidad confían en su plan para reducir estos activos y morosos ¿a niveles poco relevantes¿ en un periodo de tres años, apostando por la recuperación del precio de la vivienda, y por la experiencia de Santander en este segmento. De hecho,desde 2012, la entidad ha logrado reducir su actividad inmobiliaria en un 60%. La crisis le ha obligado a ello, liderando una tendencia que, según datos de BBVA Research, ha provocado que la exposición neta de la banca nacional al sector inmobiliario se haya reducido de 150.000 millones de euros en 2012 a 92.000 millones.
Existen además otros factores que se suman a la parte negativa de la balanza. El solapamiento de clientes o ese mayor nivel de mora tras los ajustes de provisiones puede suponer una caída de los ingresos estimados para 2019 del 9%.