Carlos Slim, el magnate mexicano que, a través de su participación en FCC, tiene bajo su control la inmobiliaria Realia, sigue moviendo los hilos para que el valor bursátil de la promotora no baje de 1 euro.
En esta ocasión lo ha hecho a través de uno de sus hombres de confianza, el consejero Gerardo Kuri Kaufmann. El pasado 10 de mayo compraba algo más de 3 millones de acciones, el 0,475% del capital, a un precio de 0,9 euros. Y la jugada le ha salido bien. Realia no ha vuelto a bajar de un euro desde entonces, dejando la capitalización prácticamente invariable entre 650 y 670 millones de euros.
Con estos 2,75 millones de euros invertidos, Inversora de Carso -la empresa mexicana a través de la que Slim controla Realia- ha superado el 71% del capital de la inmobiliaria, por encima del 70,77% con el que salió de la ampliación de capital del pasado mes de diciembre, donde lograba captar 145 millones de euros.
Precio previo a la ampliación
Slim y FCC acudieron a esta ampliación como socios de referencia de la promotora, inyectando 43 y 53 millones de euros, respectivamente, en función de sus respectivas participaciones del 30,3% y el 36,8% en la inmobiliaria. Para que la factura no fuera tan elevada, el mexicano rebajó el precio de las nuevas acciones a 0,8 euros, lo que supuso un descuento del 14,4% respecto al cierre bursátil de la víspera del anuncio de la operación.
La compra de estos 3 millones de títulos de Realia por parte de Slim se producía dos semanas después de que Realia cerrara la refinanciación de préstamo sindicado de la filial de patrimonio por 582 millones de euros, cuyo destino era refinanciar los 678 millones de deuda que vencían el pasado 27 de abril.
Deudas aparcadas
A partir de aquí, dejadas a un lado las tensiones derivadas de las deudas financieras -tanto del negocio promotor en 2016 como de la actividad patrimonial-, el magnate mexicano tiene un margen mayor para que Realia se centre en intentar sacar partido a la recuperación inmobiliaria que parece haberse consolidado en mercados como Madrid, Barcelona, Baleares o el litoral mediterráneo.
En el caso del negocio promotor, los responsables de la inmobiliaria -además de Kuri Kaufmann, los españoles Juan Antonio Franco y Jaime Llorens- siguen dándole vueltas a la viabilidad de proyectos en esas zonas donde la oferta de obra nueva empieza a resultar residual para una demanda de poder adquisitivo medio-alto que, a la vista de lo niveles de compra sobre plano que se están apreciando, está dispuesta tanto a cambiar de casa como a acometer operaciones de inversión.
Venta de activos para hacer caja
No obstante, la puesta en marcha de nuevos proyectos residenciales no supondría que los ingresos se vieran incrementados a corto plazo. En el mejor de los casos, que se iniciaran estas obras en lo que queda de año y que los pisos se vendieran, no sería hasta 2020 cuando se harían efectivos los ingresos tras escriturar y entregar las viviendas.
Para que ese volumen de facturación crezca muy por encima de los actuales 8 millones mensuales, a Slim no le queda otra que desprenderse de alguno de los mejores activos del grupo. En esa línea estaría el mandato dado para ver el interés que pudieran tener los inversores por una de las ‘joyas’ del grupo, como es Torre Realia BCN, enclavada en la pujante zona de negocios de L’Hospitalet de Llobregat, en Barcelona.
De llevarse a buen término la operación, Realia ingresaría con esta venta más de lo que factura en un año. En torno a 150 millones por un edificio de 32.000 metros cuadrados y 400 plazas de aparcamiento, prácticamente ocupado en su totalidad, en su mayoría por la sede de la auditora KPMG en la zona de Barcelona. Entre enero y marzo de 2017 Realia cobraba por este edificio unas rentas de casi 1,3 millones de euros, un 13% más que un año antes.