Los sectores más afectados por estas bajas forzosas del parqué madrileño son el inmobiliario y el financiero, por este orden. La crisis española es en buena parte crisis del ladrillo, lo que explica por sí mismo por qué en estos diez años se ha sentenciado la exclusión bursátil de compañías que antes del estallido de la burbuja eran gigantes nacionales. Estos son los casos de Reyal Urbis, Metrovacesa, Martinsa-Fadesa y Fergo Aisa.
Si bien los calendarios y motivos finales para su exclusión de Bolsa han sido muy diferentes entre sí, en todos los casos el concurso de acreedores irrecuperable o la decisión de los accionistas de referencia de hacerse con el control absoluto de la sociedad para evitar este abismo han precipitado su jubilación del parqué. Las de Reyal Urbis y Martinsa-Fadesa tienen además el dudoso honor de haberse convertido en las dos quiebras empresariales más abultadas de la historia de España.
La lista sectorial muy pronto podría engordar si Nyesa Corporación -heredera de la antigua Inbesós de la burbuja inmobiliaria- y la fabricante valenciana de componentes de obra Cleop no consiguen hacer valer sus cuentas para regresar a cotización. En ambos casos, la gerencia de las dos compañías ha expresado su deseo de poder volver al parqué con normalidad y ver levantada la suspensión de negociación que desde 2011 y 2008, respectivamente, pesa sobre sus acciones.
En banca, la lista de expulsiones sin remedio es más breve, pero aun así la segunda más abultada. Los representantes del sector son Banco de Valencia y Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). La centenaria entidad de la capital del Turia fue un valor zombi de Bolsa con sus acciones cotizando en el entorno del precio mínimo de un céntimo de euro por acción después de la intervención del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y antes de que se decretase su entrega a CaixaBank y su consiguiente exclusión en el año 2013.
Los sucesos acontecidos en la CAM en el año 2012 fueron únicos en su especie como lo ha sido el caso del Popular en este 2017. Mientras que con este último se ha puesto en práctica por primera vez el modelo de rescate bancario con cargo a accionistas y tenedores de deuda de la entidad, la levantina era la única caja de ahorros española con valores similares a las acciones admitidos a negociación en Bolsa, las cuotas participativas. La intervención del Banco de España y la entrega de la entidad al Sabadell dieron lugar a una pérdida de todo valor de estos títulos que aún sigue debatiéndose en los tribunales de Justicia.
El número de bancos que cotizaban en Bolsa por 2007 y ahora ya no lo hacen engorda si se consideran las fusiones que se han producido en los últimos años y también las que en 2008 y 2009 protagonizó el propio Popular al absorber sus filiales regionales: Banco de Castilla, Banco de Galicia, Banco Vasconia, Banco de Crédito Balear y Banco Andalucía. En 2012, se produjo la integración del Pastor y ese mismo año fue el Sabadell el que se compró el también cotizado Banco Guipuzcoano. También en este tiempo, Banesto ha pasado por Bolsa para terminar absorbido igualmente por el Sabadell.
La lista de bajas forzosas del parqué madrileño, donde -a excepción de banca- se excluyen retiradas, fusiones y absorciones por criterios puramente corporativos, se completa también con la química Seda de Barcelona, la fabricante de lentes Indo y todos los ojos están pendientes del futuro de la productora audiovisual Vértice 360º, suspendida y vaciada de buena parte de su negocio desde el año 2014.