Cuando hace dos meses la italiana Atlantia anunciaba su intención de lanzar una OPA sobre Abertis fueron muchos los sorprendidos de que la operación no fuera a la inversa. Once años antes Abertis había intentado la fusión con Autostrade -como se denominaba el holding transalpino-, pero las intromisiones políticas italianas abortaron finalmente la operación.
Ahora, en sentido contrario, también existen razones políticas en el origen de la oferta realizada por el grupo italiano controlado por la familia Benetton. En este caso, las que vienen determinadas por la decisión del Gobierno presidido por Mariano Rajoy de no renovar la concesión de las autovías de peaje que vencen entre 2018 y 2026, y revertir al Estado su gestión. Todo un agravio respecto a lo que sucede en otros países, como Francia o Italia, donde todas las autopistas son de pago y la alternativa son carreteras de dos sentidos.
Con concesiones renovadas no habría OPA
Una decisión que afecta de lleno a la valoración de Abertis. De haber renovado estas concesiones, Atlantia no se hubiera atrevido a lanzar la OPA presentada la pasada semana para su evaluación por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), han señalado a EL ESPAÑOL fuentes próximas a la empresa catalana y a sus accionistas de referencia. De haber mantenido estas concesiones, el valor del grupo concesional español hubiera estado muy por encima de los 16.300 millones ofrecidos por los italianos.
El calendario de estas reversiones de autopistas de peaje al Estado establece que, en diciembre de 2019, concluye la concesión de Aumar, controlada por el grupo presidido por Salvador Alemany y gestionado por Francisco Reynés como vicepresidente y consejero delegado, que opera los tramos de la AP-7 entre Tarragona y Valencia (225 kilómetros) y de Valencia a Alicante (148), así como los 94 kilómetros de la AP-4 entre Sevilla-Cádiz.
Posteriormente, en agosto de 2021 expira el contrato de Acesa, también bajo control de Abertis, que explota otros 263 kilómetros de cuatro tramos de la AP-7 entre las localidades de La Junquera, Montmeló, Papiol, Molins de Rey y Tarragona.
Ya en marzo de 2024 vence la concesión de Henarsa (en la que Abertis comparte accionariado con Acciona y Globalvia), responsable de un tramo de 21 kilómetros de la madrileña M-50 y de los 64 kilómetros de la R-2 (Madrid-Guadalajara). Por último, en noviembre de 2026, Avasa -otra concesionaria en manos de Abertis- deberá ceder la gestión de 294 kilómetros de la AP-68, entre Bilbao y Zaragoza.
El Gobierno se aferra a la reversión
Aunque las presiones sobre el nuevo ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, han sido fuertes, la decisión no tiene marcha atrás. Se producirá la reversión y, posteriormente, el Gobierno decidirá la nueva forma de explotación sobre estos casi 1.500 kilómetros de autovías de peaje, de los que 1.110 kilómetros están bajo explotación de concesionarias controladas por Abertis.
Así las cosas, tras la OPA presentada por Atlantia, todo pasa por saber qué decisión tomará Criteria -el holding que agrupa las empresas participadas de La Caixa-, una vez que la CNMV otorgue, el próximo mes de septiembre, el visto bueno a la oferta italiana. Su 22,25% es la clave de todo.
A elegir: 16% de la nueva Atlantia o 3.636 millones
Como la operación requiere que al menos un 10% de las acciones de Abertis se acojan al canje propuesto por Atlantia, de un título de la concesionaria española por 0,697 acciones de la italiana, solo La Caixa puede garantizar el cumplimiento de esta condición. De canjear todas los títulos, quedaría con un 16% en la empresa resultante, por detrás del 25,5% que controlaría la familia Benetton.
A partir de aquí todo son cálculos, por parte de Criteria, para ver de qué manera sale más rentable la operación. Si canjea todas las acciones y se queda con ese 16% de la nueva Atlantia, el holding de La Caixa no recibirá ni un euro y tendrá que esperar a que el dividendo anual sea igual o superior a los 113 millones anuales que percibe en Abertis.
Si opta por hacer caja de manera exclusiva, al precio de 16,5 euros por acción ofrecido por los italianos, el grupo presidido por Isidro Fainé se embolsaría 3.636 millones por su 22,25% y se olvidaría de esta inversión.
Alternativa mixta o cambio de planes
También cabría la posibilidad de que Criteria opte por la alternativa mixta, de vender solo una parte de sus acciones y acogerse al canje por las demás. Sería lo comido por lo servido. Menos dinero en efectivo, pero también menos acciones en la nueva Atlantia.
Estas son las cuentas con los números actuales, los recogidos en el folleto de la OPA presentado por Atlantia ante la CNMV. Pero todo puede cambiar si los italianos se estiran un poco y elevan el precio y también aumentan la ecuación de canje. Si así fuera, Criteria obtendría más dinero y, en su caso, mayor representación en el consejo de la nueva Atlantia.