Alonso, que ha clausurado un curso sobre economía digital organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) y patrocinado por BBVA, ha señalado que "sospecha" que la entidad contaba "potencialmente" más garantías de las que presentó, pero ha reconocido que no puede certificarlo, ya que sólo puede decir lo que se vio.
La existencia de más garantías habría dado lugar a más liquidez, ha asegurado, "no se si para horas o minutos", pero eso estaba en función de la retirada de capital por parte de los depositantes; en todo caso, "dudo que la situación de los accionistas hubiera cambiado un ápice".
"Lo que está claro es que lo que ha llevado a este proceso fue un problema de liquidez derivado de una falta de confianza de los clientes del banco"; hasta aquí es evidente, ha señalado, cuál ha sido la causa inmediata de la intervención.
Otra cosa es el origen remoto de esta pérdida de confianza por parte de los clientes, eso es "más opinable", quizás haya sido porque "no estaba claro el futuro de una entidad que se percibía como débil", que por otra parte, movilizó 21.000 millones de euros de provisiones y recursos propios.
Algunos productos que tenía el Popular no habían sido suficientemente valorados por el mercado, como los "cocos" o bonos convertibles, aunque días después, hubo por ejemplo en Londres alguna "reconsideración" sobre su papel, que estaba un poco "desdibujado" y que ahora se comprende mejor.
Respecto a sí el Banco de España debe hacer algún tipo de autocrítica sobre su actuación, "si la propia entidad se declaró inviable" difícilmente podía hacer algo el organismo; la responsabilidad, en su caso, la "dirimirán los jueces".
En cuanto al impacto de la resolución en el conjunto del sector, "ya se ha visto", ha explicado, ya que el resto de entidades ha seguido operando con normalidad y la deuda española ha seguido mejorando frente a la de Alemania.