Las opciones que tuvieron los bancos vénetos para no acabar como el Popular
El primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, y el titular de Economía, Pier Paolo Padoan, reiteraron que “no había alternativas”. Pero las hubo y se exploraron.
27 junio, 2017 10:07Noticias relacionadas
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Intesa Sanpaolo aprobó este lunes la adquisición de la Banca Popular di Vicenza y Veneto Banca al precio de un euro. Dicho así, podría sonar a una réplica de la adquisición del Popular por parte del Santander. Pero las diferencias son cuantiosas, empezando por el coste que le va a suponer al Estado. Nada en el caso español y hasta 17.000 millones de euros para Italia.
Tanto el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, como el titular de Economía, Pier Paolo Padoan, reiteraron que “no había alternativas”. Pero realmente las hubo y se exploraron, aunque nunca llegaron a buen puerto.
La primera fue precisamente seguir el ejemplo español. El Banco Central Europeo y la Comisión dictaminaron que la Banca Popular di Vicenza y Veneto Banca eran insolventes y para salir a flote necesitaban un mínimo de 1.250 millones de euros. Le encargaron al Tesoro italiano que encontrara un inversor privado que se hiciera cargo de esta inyección de liquidez, pero el ‘caballero blanco’ no apareció.
Intesa solo se ha comprometido con los activos 'sanos'
Intesa Sanpaolo no estaba dispuesto a correr ese riesgo y sólo se ha comprometido a hacerse cargo de los activos ‘sanos’ de los bancos vénetos, a través de una primera inyección estatal de 5.200 millones, para garantizar los ratios de solvencia.
Sin ser un gigante internacional, Intesa es junto a Unicredit el único gran banco italiano. Pero ambos están muy lejos del Santander. Según publicó Reuters y después afirmó el vicegobernador del Banco de Italia, Fabio Panetta, hubo dos grupos de inversión extranjeros que estuvieron interesados en inyectar capital para sanear los bancos. Sin embargo, ni el Gobierno ni las entidades lo confirmaron.
Apurada esta opción, la otra alternativa sobre la mesa era acogerse al pie de la letra a lo que dictan las reglas europeas. Es decir, a un rescate en el que accionistas, bonistas, acreedores y depositantes pagaran la mala gestión de sus entidades.
Coste político para el gobierno italiano
Sin embargo el Gobierno italiano no quiso oír hablar de ello, debido al coste político que hubiera tenido. Se acogieron a que las dos instituciones financieras no suponían un riesgo para el sistema y el Mecanismo Único de Resolución (MUR) europeo les dejó hacer.
Estaba, sobre todo, sobre la mesa el acuerdo para refinanciar el Monte dei Paschi, en el que la Comisión Europea también aceptó que Italia inyectara más de 8.000 millones de dinero público. Y ni este país ni las instituciones comunitarias querían que esa solución a la que ya habían llegado, con un banco mucho más grande, saltara por los aires.
Tras el pacto firmado con los bancos vénetos, sólo pierden los accionistas. Incluso los tenedores de deuda subordinada verán reembolsados el 80% de sus títulos por parte del Estado y el otro 20% gracias a Intesa, que recibirá también dinero público para este cometido.
La otra opción del Estado italiano era entrar en el capital
Y puestos a una interpretación libre de la Directiva de Recuperación y Resolución Bancaria, la otra opción que hubiera tenido el Estado italiano era entrar directamente en el capital de los bancos vénetos, hacer limpieza y vender dos entidades saneadas. No era una solución factible, puesto que las reglas europeas lo impiden y en este caso era mejor acatarlas para evitar problemas mayores.
Lo que hizo en su lugar Italia fue crear el fondo público Atlante, alimentado por capital privado, que recogió unos 4.000 millones de euros y que se han revelado después solamente útiles para prolongar la agonía. Observando la situación, los gestores del Atlante también se negaron en este caso a inyectar más dinero en los bancos vénetos.
Los títulos de Intesa Sanpaolo se dispararon un 3,5%
Agotadas estas tres opciones es cómo Italia se quedó “sin alternativas” para salvar a sus entidades financieras. Así lo manifestaron también los directivos de los bancos rescatados y analistas de Credit Suisse o del banco de inversión Intermonte, que definió la solución como “buena para Intesa y para el resto del sector bancario, ya que así el futuro del Monte dei Paschi no corre peligro”.
Los títulos de Intesa Sanpaolo se dispararon este lunes en Bolsa un 3,5%, después de que sus directivos se comprometieran a seguir con el plan –que incluye el cierre de 600 oficinas, a cambio de mantener la calma en las ventanillas- siempre y cuando el Parlamento no modifique lo acordado en el decreto del Gobierno.