Isolux presentará concurso de acreedores la próxima semana después de que el inversor que estaba interesado en entrar en la compañía para intentar salvarla de la quiebra no haya logrado reunir los avales que se le exigían.
Para facilitar el proceso y salvo que se logre in extremis una solución alternativa, el actual consejo de administración de la compañía dimitirá en bloque y será sustituido por tres administradores elegidos por los actuales accionistas de Isolux, han informado hoy fuentes sindicales, que hoy se han reunido con el presidente del consejo, Nemesio Fernández-Cuesta.
En abril, acuciados por la falta de liquidez, el grupo y seis de sus sociedades se acogieron al preconcurso con una deuda financiera no homologada judicialmente de 1.000 millones de euros, una deuda a proveedores de unos 500 millones y más de 3.800 trabajadores, unos 1.300 de ellos en España. Estas sociedades son Corsán-Corviam Construcción, GIC Concesiones, Isolux Corsán Inmobiliaria, Isolux Corsán Servicios, Isolux Energy Investments e Isolux Ingeniería.
Desde entonces, disponían de un plazo de tres meses (que vence el próximo martes), prorrogable a cuatro, para buscar un salida que evitara su entrada en concurso de acreedores (antigua quiebra). En paralelo, Isolux encargó a la consultora especializada en reestructuraciones Álvarez & Marsal la elaboración de un plan de viabilidad.
Sin avales
Dicho plan contemplaba su división en tres compañías. La primera de ellas, denominada Goodco, aglutinaría los proyectos rentables, 204 de los más de 380 que tenía en marcha, y para sobrevivir necesitaría de la entrada de un inversor que aportara liquidez.
En las últimas semanas, Isolux ha mantenido negociaciones con un inversor nacional de perfil industrial y financiero que tenía que aportar unos 180 millones, además de asumir deuda y avales, y que entraría, probablemente, a través de una ampliación de capital.
La ingeniería se puso como fecha tope para cerrar un acuerdo el 4 de julio, fecha en la que celebrará la Junta General de Accionistas que, entre otras cuestiones, iba a votar modificaciones estatutarias para que el nuevo dueño pudiera ejercer el mando en la compañía.
En julio de 2016, a petición de la banca que refinanció la deuda de Isolux, se estableció que su Consejo de Administración estaría compuesto por dos ejecutivos y seis consejeros independientes, lo que se cambiará para que pueda haber desde un administrador único hasta el número de consejeros que se considere necesario. Además, se someterá a la Junta el nombramiento de nuevos administradores, pues el equipo de Fernández-Cuesta tenia previsto dimitir para facilitar la gestión al nuevo socio y, llegado el caso, al administrador concursal.
Plan de reestructuración
En julio de 2016, Isolux acordó con sus acreedores un plan para su reestructuración por valor de más de 2.000 millones, de los que 1.400 correspondían a deuda irrecuperable y convertible en acciones. En diciembre, los propietarios de bonos (que suman el 41,8 %) y la banca se convirtieron en los principales accionistas de Isolux, encabezados por Caixabank (10,6 %), Santander y Bankia.
En medio de las negociaciones para una nueva inyección de liquidez, Santander (9,5 %) vendió la deuda y las acciones que mantenía en Isolux a Goldman Sach