A Abertis, la concesionaria española controlada, con el 22,5%, por Criteria -el holding industrial de La Caixa- le salen pretendientes por todas partes. Solo hay una ‘novia’ oficial, la italiana Atlantia, dispuesta a pagar 16.340 millones de euros -parte en canje de acciones o todo en efectivo-, o algo más si fuera necesario, y otras muchas deseosas de finalmente llevarse el gato al agua. Dentro y fuera de España.
En el exterior, además de las concesiones de autovías, el control de Hispasat y de las torres de comunicación de Cellnex, de la que Abertis ostenta el 34%, son activos muy golosos. Y en España, lo mismo. Se están moviendo grandes intereses. La españolidad de una gran compañía está en juego, y van en aumento las voces que reclaman un paso al frente del Gobierno para que no suceda lo mismo que con Endesa, la eléctrica que finalmente acabó en manos de la italiana Enel.
Desconfianza en la palabra de los Benetton
Aunque la familia Benetton, propietaria de Atlantia, lanzaba un guiño al gobierno español al remitir el folleto de la OPA a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), manifestando su voluntad de atender los intereses estratégicos que España tiene en las autopistas que gestiona Abertis, en las torres de Cellnex y en los satélites de Hispasat, nadie las tiene todas consigo de lo que pueda pasar una vez que la concesionaria quede en manos de Atlantia.
Por eso, el gestor aeroportuario Aena daba el primer paso en este sentido al anunciar el interés por Abertis, pero todo acabó en nada. Al menos, de momento. El Estado, a través de la entidad pública Enaire dependiente del Ministerio de Fomento, que ostenta el 51% de Aena, rechazaba de plano la opción, una vez valoradas todas las implicaciones, incluidas las de oportunidad y de contribución al interés general.
Aena, primer cartucho fallido
Tras el primer cartucho fallido, una nueva operación saltaba a la palestra este viernes para intentar mantener la españolidad de Abertis, con el reconocimiento de ACS de estar analizando también la posible compra de Abertis, de cara a lanzar una oferta alternativa a la presentada por Atlantia, con esos 16,5 euros por acción que valoran la empresa española en 16.341 millones de euros.
Por cada medio punto que se eleve la puja, el monto a pagar sube en 500 millones. De llegarse a, por ejemplo, 17,5 euros por acción, el comprador o compradores deberían desembolsar 17.330 millones de euros. Cantidad a la que habría de sumarse los 15.000 millones de deuda de la concesionaria. En números redondos, quedarse con el 100% de la concesionaria que preside Salvador Alemany y cuya gestión está en manos de Francisco Reynés, vicepresidente y consejero delegado, requiere de un respaldo financiero de 33.000 millones de euros.
Dudas de que ACS vuelva a sobreendeudarse
Una cantidad que para ACS, en solitario, resulta excesiva. “Llevan cinco años reduciendo la deuda, desde los 5.000 millones que tenía en 2012 a los 1.200 que tiene ahora, y, de la noche a la mañana, debería volver a endeudarse a unos niveles inasumibles por sí sola”, comentan fuentes próximas consultadas por EL ESPAÑOL.
En el último lustro, el grupo presidido por Florentino Pérez menguaba su pasivo un 75%. Solo el pasado ejercicio, gracias a la venta de Urbaser - la filial de recogida de basura- reducía esa deuda un 54%, hasta dejarla en esos 1.200 millones. Desde Renta 4 entienden que, tras el fuerte desapalancamiento llevado a cabo, parece complicado que ACS cambie esa senda para entrar en una compañía de la que ya fue accionista y que no es parte de su negocio principal.
Compartir riesgos
Por ello, las mismas fuentes descartan que ACS pueda llevar a cabo la operación en solitario, por lo que necesitaría compartir los riesgos. Ahí entrarían en juego los fondos soberanos y de infraestructuras, y otras grandes empresas, con las que la constructora negocia una potencial fórmula para cómo asumir la financiación de la operación y repartirse el capital resultante.
La posición de ACS en esas negociaciones no es tan endeble como hace dos o tres años. La reducción de la deuda a mínimos, en torno a esos 1.200 millones, le ha servido para recuperar el ‘investment grade’, la percha con la que poder acudir a los mercados de capitales y obtener financiación, como el propio Florentino Pérez aseguraba en la junta de accionistas del pasado mes de mayo. "Estamos preparados para crecer y afrontar nuevos retos del sector de las infraestructuras a escala mundial", indicaba.
El pez chico se come al grande
Desde la mera comparativa bursátil, la compra, por sí sola, de Abertis, por parte de ACS, resulta un tanto desigual. El pez chico se come al pez grande.
Al cierre de este viernes, y tras los ajustes producidos tras el anuncio del interés del grupo presidido por Pérez, Abertis capitaliza en bolsa por 16.540 millones de euros, mientras que ACS supera ligeramente los 10.230 millones, con lo que, por sí sola, tendría que recurrir a una financiación tres veces por encima de su valor de mercado.
Los números, en bruto
Dejando al margen de esta desigual valoración bursátil, la adquisición de Abertis por parte de ACS generaría un coloso con activos valorados en 63.000 millones de euros, con un valor de mercado de 27.000 millones y con activos para generar ingresos por un montante de unos 37.000 millones.
El grupo constructor sumaría Abertis a Iridium, la filial de concesiones que gestiona más de 110 sociedades y que cuenta con gran implantación en Estados Unidos, y se convertiría en el primer gestor de autopistas de España y Francia, además de pasar a controlar Hispasat y la firma de antenas de telefonía Cellnex.